No hay una sonrisa perfecta, sino muchas. Incluso, puede que alguna imperfectamente bella te encante. Y tiene su explicación. Los especialistas se fijan en varios parámetros para buscar la boca ideal. “La cantidad de esmalte visible con los labios en reposo. Lo ideal es que se vean de dos a tres milímetros en una mujer, y medio en los hombres. También en el color, que debe ser luminoso y más claro que la conjuntiva de los ojos. Y en la línea de los dientes, es decir, que las piezas delanteras sean más largas y que la curvatura vaya en descenso y paralela al borde superior de la sonrisa. Finalmente, que no se amontonen. Todo esto dando por hecho que las encías están sanas, rosadas y con una correcta higiene”, explican las doctoras Deborah y Beatriz R. Vilaboa, de la Clínica Vilaboa. A menos de que tengas la boca perfecta, hoy día existe solución para todo, platica el ortodoncista Javier Canut, quien más que un doctor es un diseñador de sonrisas. Y no sólo porque cuando termina una ortodoncia el paciente se alegra mucho, sino también porque, tras pasar por sus manos, los dientes parecen haber sido trazados con regla. Canut domina todas las técnicas del alineamiento dental y, con un gran sentido del humor, asegura que “una correcta ortodoncia es mejor que rellenar. Yo busco sonrisas en las que los dientes ocupen toda la comisura de los labios. Fíjate en la de Julia Roberts, es amplia, llega de lado a lado. Tienen que verse los premolares, porque si se ve sólo hasta los colmillos, queda muy estrecha. Y debe ser prominente, ya que eso es lo que marca el volumen de la boca. De hecho, muchas de mis clientas no se tocan los labios porque nunca queda bien, prefieren ponerse capas de composite para hacerlos más gruesos o proyectar los dientes hacia afuera con ortodoncia”.
Y hablando de ortodoncias, esto es lo que no puedes olvidar: no hay milagros. “El tiempo mínimo es inevitable, porque los dientes tienen que ser empujados suave y continuamente. Si están un poco amontonados puedes tardar entre tres y seis meses, y precipitarlo es como hacer una dieta express con la que luego rebotas”, añade Canut. Cuando acabes deberás usar un paladar toda la vida. El experto aconseja “colocar un alambrito fijo por detrás, arriba y abajo, para siempre, porque con el paso del tiempo, el arco termina estrechándose”.
Pero no sólo nos quitan el sueño las malas alineaciones. Puede ser que tu sonrisa no te guste porque tienes los dientes muy pequeños o de distintos tamaños, de un color que desearías borrar del Pantone, con alguna fractura o esa horrible separación, que no es precisamente como el diastema perfectamente imperfecto de la boca de la actriz y modelo Vanessa Paradis.
BENDITAS CARILLAS Tranquila, todos esos defectillos también tienen solución gracias a las carillas, una técnica que consiste en aplicar una capa de distintos materiales sobre tu propio diente para darle un aspecto completamente renovado. “Pueden ser de composite o porcelana. Las primeras se utilizan para cerrar espacios interdentales, corregir pequeñas fracturas y hacer carillas unitarias. Sin embargo, para un cambio drástico de la sonrisa, prefiero las de porcelana”, explica el doctor Augusto Morillo, de la Clínica Rosales, un auténtico gurú en estética dental, que trabaja con las últimas tecnologías.
“Las impresiones o moldes las hacemos en muchos casos con un escáner especial y no con pastas de impresión. La lectura resultante se manda al laboratorio vía correo y el porcelanista trabaja sobre un modelo virtual que realiza físicamente al final”, detalla el experto. Y para no llegar a las carillas, el doctor Morillo apuesta por otra técnica, más agradecida, menos dolorosa y más económica (sí, lo tiene todo) para darle ese nuevo aspecto que quieres a tu sonrisa: el contorno dental. “Soy un gran entusiasta de este procedimiento, que a lo largo de los años ha hecho muy felices a nuestros pacientes. Consiste en conseguir una nueva línea de sonrisa, armónica y equilibrada, simplemente limando las piezas que sobresalen.
“No requiere anestesia y termina con un pulido final con pasta de diamante, para restituir al esmalte su lisura original”, dice Morillo. Únicamente tendrás que hacerte “un estudio previo de la oclusión y de los movimientos de los dientes con el fin de ver cómo podrían evolucionar en el futuro”, finaliza el experto. Y si combinas ese contorneado con un blanqueamiento, ni tú misma te podrás creer el cambio impresionante que vas a notar.
Si no llevaste brackets de niña o se te han desalineado los dientes, quítate los complejos y haz algo al respecto. No hay edad para la ortodoncia; las hay para todos los gustos y bolsillos. LINGUALES: Esta ortodoncia es fija e invisible, la preferida de las celebs, los brackets se pegan en el interior del diente y es igual de efectiva que los que van por fuera. Su contra, es que es más incómoda, la higiene es más difícil y, como están hechos con oro, es más cara. INVISALIGN: Son unos moldes transparentes, con la forma exacta de tu boca. No son fijos y se quitan para comer, por lo que la higiene es mejor. El problema es que hay que traerlos 22 horas al día y el control no es tan preciso como el de los brackets, que se encuentran pegados a los dientes. BRACKETS: Los de toda la vida, pero renovados. Los hay con forma de corazón, en colores o completamente transparentes. Sigue siendo la herramienta biomecánica más e caz para mover los dientes y conseguir resultados excelentes en el menor tiempo posible. “Lo mejor es que cuando te acostumbras funcionan solos, porque el volante lo lleva el otro, el dentista”, dice Canut.
Vas a contestar que sí, pero a continuación lee el siguiente consejo y responde de nuevo a la pregunta: “El tiempo recomendado de cepillado es de dos minutos para una boca sana y más prolongado si tienes problemas de amontonamientos. Las superficies exteriores se limpian como barriendo en dirección contraria a la encía y las de masticación con movimientos horizontales. Después, hay que utilizar hilo dental o cepillos interdentales”, dicen desde Vitis.
Dory Sánchez, experta en blanqueamientos, asegura que “todos los dientes, salvo los tratados con medicación, consiguen un blanco luminoso. Algunos necesitarán más tiempo, y es cierto que no todos llegarán al mismo tono, ya que depende de la densidad de la dentina y del esmalte; sin embargo, el cambio es radical”. Los resultados de un buen blanqueamiento pueden durar has- ta 10 años y el proceso es sencillo. Consta de dos partes: una en la clínica, donde se aplican unos geles de peróxido que se potencian con luz fría, y otra para realizar en casa, empleando férulas nocturnas que se impregnan de gel durante dos o tres semanas.
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Por Esperanza Jiménez