Todo lo que pasa con tu ‘zona sur’ cuando envejeces

Todo lo que pasa con tu ?zona sur? cuando envejeces

Seguro te has preguntado esto más de una vez...

Cuando piensas en envejecer, se te viene a la mente el pelo gris y partes del cuerpo tomando otra forma por la gravedad, pero por alguna razón no logras imaginar cómo se unirá tu vagina a toda esta emocionante aventura de seguir creciendo. La ginecóloga y obstetricia Karen Morton nos explica qué es lo que nos depara el destino en cuanto a este tema. Nada es para siempre, y así como nuestro cuerpo envejece, la vagina también. Ésta cambiará de forma y de color en las partes de los labios mayores y menores, la entrada de la vagina y el clítoris. Aparentemente, pierden peso como el resto de tu cuerpo, lo cual es irónico ya que has pasado toda tu vida tratando de perder peso para que al envejecer lo hagas casi de manera involuntaria. La piel pierde elasticidad con el pasar de los años, por lo que a tu vagina le pasará lo mismo. A esto podemos culpar a nuestras hormonas, ya que los labios que rodean la entrada de la vagina y la vagina misma, se mantienen saludables gracias al estrógeno que sale por medio de la sangre de los ovarios.

“La piel de adentro de la vagina es rosa y húmeda, justo como el interior de tu boca, pero después de la menopausia, cuando ya no hay más estrógeno, la vagina se vuelve más pálida de manera gradual, esto por falta de sangre, y también menos estrecha”, explica la doctora Morton.

Las mujeres estamos diseñadas para ser estrechas, poder tener sexo y dar a luz. Sin embargo, esa elasticidad se reduce cuando las hormonas disminuyen, ahí es cuando se experimenta el cambio. La Dra. Morton también nos comenta que las mujeres mayores son más propensas a experimentar infecciones bacterianas. “Esto es porque la humedad de tu vagina pasa a ser menos ácida que antes y todo el ecosistema de la misma se ve alterado”, comenta la Dra. Morton. También son más propensas a infecciones del tracto urinario, ya que la vejiga se ve afectada por la falta de estrógeno, lo que provoca que orines con más frecuencia y seas más susceptible a contraer una infección. Por supuesto que la lubricación natural también cambia y se hace un poco más escasa, pero eso no debe impedirte tener sexo. Puedes usar un lubricante y listo. Por otro lado, si no te gusta todo lo que estás leyendo, existen terapias que reponen esa falta de hormonas, la cual es una solución simple para darle a nuestra vagina lo que le hace falta para que no pierda su condición. NOTA ORIGINAL: COSMOPOLITAN

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