Cuando eres joven, incluso las tardes llenas de alcohol se pueden sobrevivir sin sentir demasiado impacto. Pero a medida que envejeces, ya no es lo mismo. Sí, las crudas empeoran con la edad y sabemos por qué.
Antes de, digamos, los treinta años, puedes acostarte fácilmente a las 5 de la mañana después de haber bebido más de lo razonable y pasar una mañana soportable. Después, no es lo mismo en absoluto. La tableta de aspirina ya no funciona (y tu dignidad tampoco).
¿Por qué entonces, sin verlo venir, nos encontramos durmiendo debajo de un escritorio a la hora del almuerzo, con un dolor de cabeza nivel morir, después de solamente haber bebido tres cócteles desafortunados la noche anterior?
La cruda se vuelve más difícil con la edad
No debes hacerte ilusiones, aunque a veces logres sobrevivir como por arte de magia, a medida que envejeces las resacas son más difíciles. Y la explicación principal es científica. Con los años, el hígado tiene menos enzimas y, por lo tanto, metaboliza el alcohol (y otros alimentos) ingeridos más lentamente.
Como resultado, el acetaldehído, la toxina responsable de las resacas, permanece más tiempo en el cuerpo. Además, con cada nueva borrachera, el cuerpo tiene cada vez más problemas para recuperarse de un ataque. También aplica a esfuerzo físico extenuarte o enfermedad.
Vida tranquila = cruda complicada
Otra explicación, complementaria a la razón biológica especificada anteriormente, es el comportamiento. A medida que envejecemos, menos bebemos, a priori, en cantidad y regularidad. Las noches son cada vez más raras y, como resultado, el cuerpo pierde el hábito. Las fiestas muy exuberantes son lógicamente erróneas (como correr 15 kilómetros después de un período sin deportes.
Además, la gestión del día siguiente es esencial cuando estás cruda. A los 20, puedes quedarte en el sofá y ver series comiendo una hamburguesa. A los 30 años, generalmente tienes otras obligaciones, hijos, comida familiar, día de trabajo. Obviamente, es mucho más complicado de hacer.
Entonces, sí, la resaca empeora. Y no, no hay nada que puedas hacer al respecto. Aparte de beber menos.
Este artículo fue originalmente publicado en Cosmopolitan Francia
