¿Cómo se siente tener una ITS o ETS? Si te preocupas Portu salud sexual, seguramente te lo has preguntado por lo menos una vez en la vida.
Con el objetivo de desmitificar este tema, contamos cómo se enteraron 7 mujeres que tenían una ITS / ETS. Si estás teniendo dudas esto te puede dar una pista pero jamás pases por alto una visita al ginecólogo.
Cuando Emilia, de 26 años, entró en el consultorio del médico a fines de 2015, estaba convencida de que la sensación de ardor y solo que pasaba por su vagina era el resultado de una nueva tanga de encaje que acaba de comprar.
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“El ardor no fue constante, pero hubo un dolor punzante cuando algo se frotó contra mi abertura vaginal”, dice. “En algunos momentos del día, fue un dolor palpitante. Pero cuanto más pensaba en él, más intenso se volvía”.
Se consoló con esta creencia de que lo que lo estaba provocando era su ropa interior, incluso sugiriendo al médico y a las enfermeras de que no era, no podía ser, una ETS (enfermedad de transmisión sexual). “Me regresaron rápidamente al mundo real cuando el médico declaró que mis lesiones parecían herpes”, dice.
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Según la Organización Mundial de la Salud, más de un millón de infecciones de transmisión sexual se contraen todos los días. Y aunque las ITS (el término más moderno) se propagan predominantemente a través del contacto sexual, no siempre hay signos o indicadores visibles de que puedas tener uno.
Como en el caso de Katia. A diferencia de Emilia, ella no tenía ningún síntoma que la llevara al doctor. De hecho, solo fue a la clínica de su universidad local porque su amiga necesitaba apoyo moral. Y, sin embargo, cuando sus resultados regresaron, dio positivo a clamidia.
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Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades afirman que, si bien los jóvenes representan la mitad de los nuevos casos de ITS, solo el 12% de los millennials fueron examinados en el último año.
Aquí están las historias de Emilia y Katia, más otras cinco experiencias de mujeres sobre cómo descubrieron que tenían una ITS, qué sentían cuando recibieron las noticias y cómo lo manejaron hasta el día de hoy.
¿Qué síntomas estaban experimentando?
“Comenzó como una rozadura cerca de mi ano y vulva. La irritación eventualmente se convirtió en grupos de ampollas, luego en úlceras realmente dolorosas en el transcurso de aproximadamente una semana.
Durante este tiempo, los ganglios linfáticos en mis ingles se volvieron enormes, como el tamaño de una pelota de golf. Podía verlos sobresalir de mi piel si miraba hacia abajo”, dice Daniela, quien contrajo herpes cuando tenía 30 años.
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“Sentí dolores, picazón y cosquilleo en los labios vaginales y lo que parecía ser primero un grano”, dice Beatriz, quien también contrajo herpes cuando tenía 18 años.
“Fui al médico para mi chequeo anual y lo descubrí cuando estaba allí”, dice Verónica, quien tenía 22 años cuando dio positivo a clamidia.
“Bastante divertido, no estaba experimentando ningún síntoma. Fue después de que el chico con el que estaba acostándome me dijo que tenía clamidia que me dirigí directamente con el médico”, dice Diana de 24 años.
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“Noté una picazón en un lado de mis labios vaginales, parecía normal porque se sentía como una infección de levadura. Entonces, vi un poco de sangre en el papel higiénico después de orinar. Sabía que no era mi periodo y me limpié de nuevo para ver si era una anomalía. La pizca de sangre todavía estaba allí. Se sentía como si viniera de mi perineo, como un pequeño corte en la superficie. Después de la tercera o cuarta vez que sucedió, fui al médico”, dice Ana, quien contrajo herpes a los 23 años.
¿Cómo se sintieron cuando les dijeron que tenían una ITS?
“No creía que pudiera tener herpes porque sentía que era una infección que solo podría contraer de manera tonta. Estuve en negación por un largo tiempo y traté mi diagnóstico de la misma manera que luchamos para manejar un duelo: depresión, aislamiento y ansiedad”, dice Ana.
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“Sentí una enorme sensación de culpa y enojo general hacia mí misma. En ese momento, solo tenía 20 años y recientemente me había vuelto sexualmente activa. Habiendo crecido en un entorno religioso protegido, no pude evitar pensar que esto era exactamente lo que me habían dicho que sucedería. En general, creo que sofocó mi sexualidad y me hizo sentir mal por explorarla en primer lugar”, dice Caro.
“Para ser honesta, me sentía sucia. Había estado teniendo relaciones sexuales sin condón durante años y me sentía invencible hasta ese momento. Me sentí asquerosa”.
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“Fue un momento desgarrador para mí. La sociedad tiende a etiquetas a las mujeres con ITS como fáciles, repugnantes y la lista sigue. Ninguna de estas etiquetas hizo sentido con lo que yo sabía que era y me hizo cuestionar todo mi ser y mi esencia”, dice Emilia.
¿Cómo lidiaron con las infecciones de transmisión sexual?
“¡Tengo algunos antivirales para tener esa m*erda bajo control! Entonces fue un montón de auto-odio. Por lo que yo sabía, mi vida sexual había terminado. Estaba aterrorizada de que mi reputación se arruinara si alguien se enteraba. Cuando comencé a curarme físicamente, también me curé mentalmente y empecé a investigar. Cuanta más investigación hice, más me di cuenta de lo común que es el herpes. Es una afección de la piel, una infección viral”, dijo Emilia.
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“Mal. El dolor de mi brote primario fue bastante difícil, pero la peor parte del herpes fue el estigma asociado con él. No me di cuenta de que incluso interiorizaba el estigma hasta que comencé a experimentar esos juicios y cuestionamientos internos. Recurrí a beber en exceso.Deseché la terapia como una opción porque pensé que nadie me entendería. Esta experiencia formó mis fuertes creencias sobre la vergüenza del estigma de las ITS y su superposición con la salud mental”, fue el testimonio de Daniela.
“El nivel de vergüenza que experimenté fue casi insoportable. Me deprimí mucho y no salí durante un año. Estaba enojada con el chico y enojada conmigo misma por ser tan vulnerable con él”, dice Beatriz.
¿Cómo ha afectado la ITS su vida/relaciones?
“Ahora que sé que me puede pasar (cuando una vez creí que era invencible), uso condones todo el tiempo. Antes de que todo esto sucediera, honestamente, estaba más aterrorizada de quedar embarazada que de contraer una enfermedad. Ahora, si no hay condón, no hay penetración, para prevenir el embarazo y las ITS”, dice Andrea.
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“Me ha empujado a ser más honesta con mis parejas y ha sacado a la luz gran parte de lo que falta en nuestras conversaciones antes de participar en actividades sexuales en pareja, como historias sexuales, consentimiento, placer y límites. Estas conversaciones realmente no están sucediendo tan a menudo como deberían”, dice Emilia.
“Estoy en una relación en este momento y honestamente puedo decir que no afecta en absoluto. Si alguna vez me siento rara y quiero sentirme segura, le digo que deberíamos posponer nuestra hot session”, dice Diana.
¿Qué le dirían a alguien que acaba de ser diagnosticado con una ITS y no sabe qué hacer?
“No empieces inmediatamente a buscar en Google. Ve directamente con tu doctor. Ir incluso si solo sospechan que tienen algo. Lo peor que podría salir de eso es que te digan que estás bien. Pero al menos estarás en el lugar correcto para que te traten en caso de que sí tengas una infección”, dice Verónica.
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“No estás sola. Es mucho más común de lo que piensas y no hay nada de lo que debas sentirte avergonzada”, dice Beatriz.
“Las ITS no te hacen una mala persona. Una vez que se elimina el estigma y se trata como un problema médico, te das cuenta de que hay tratamientos y soluciones disponibles, al igual que existen para la gran cantidad de otras enfermedades e infecciones. Una vez que eliminé las emociones negativas de mi ITS, pude conquistarla, seguir adelante y no dejar que afectara negativamente mi vida”, dice Katia.
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“El estigma social es lo que ha convertido una condición de piel increíblemente popular en una infierno sexual de pesadilla. Para alguien que acaba de ser diagnosticado con herpes (o cree que lo tiene), todo lo que tiene que hacer es superar la mentalidad basada en el miedo que la sociedad le ha dado. El resto es fácil, ¿brotes? Hay medicamentos para eso. ¿Cicatrización emocional? Terapia”, dice Ana.
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