Los mensajes cariñosos por móvil pueden generar una gran alegría, pero también caer mal.
Antes el que se iba primero de casa podía dejarle a su pareja un papelito en el espejo - y el peso de ese mensaje se sostenía a lo largo todo el día. Hoy, en cambio, las posibilidades de manifestar cariño a lo largo de la jornada son múltiples y permiten decirle al otro en cualquier momento: estoy pensando en ti. En principio, no está nada mal.
Pero en muchas parejas ese tipo de mensajes de texto generan chispas. El que escribe suele esperar una respuesta a los pocos minutos y, si no llega, cunde la decepción. ¿Por qué no responde? ¿Le estarán molestando mis mensajes? ¿Le envío uno más con corazoncitos?
Algunas personas esperan que su pareja esté disponible todo el tiempo, pero el inconveniente con las vías de comunicación inmediata es que quizás la otra persona, cuando recibe el mensaje, está con la cabeza en otra cosa. Es menos probable que las dos partes coincidan en el estado de ánimo segundo a segundo.
Si una de las partes de la pareja tiene la sensación de que sus mensajes no son lo suficientemente apreciados por el otro, tiende más a cuestionarse la relación.
Uno de los elementos centrales que entran en juego son los celos. ¿Por qué no responde el otro si uno está viendo que está “online”? ¿Estará comentando en Facebook las fotos de otra persona?
Las redes sociales a veces funcionan como un motor de los celos. Si alguien quiere estar celoso, seguramente hallará allí información que le permita sustentar sus hipótesis.
La psicóloga Sirrenberg observó que “las personas que tienden a ser celosas leen los mensajes de un modo muy distinto”. Sienten de inmediato desconfianza ante frases que objetivamente no sugieren nada fuera de lo común. Sirrenberg lo atribuye a la falta de seguridad que existe en la pareja.
Esa inseguridad puede tener muchos motivos. Hay quienes no se sienten seguros con su propia persona y creen que habrá otras personas que a su pareja le resulten más importantes o atractivas. Esa sensación puede verse incrementada si la pareja no responde a los mensajes. Es decir: la comunicación por las vías rápidas puede ser contraproducente y generar estrés en las relaciones que se viven con incertidumbre.
En cambio en las parejas que tienen códigos similares, la comunicación por móvil o chat puede resultar muy buena.
Si genera malestar, lo mejor es hablarlo y llegar a una conclusión junto con el otro. Lo fundamental es no discutir por mensaje de texto, porque allí ninguna de las partes puede ver con qué ánimos o en qué tono se están diciendo las cosas, advierten los especialistas.
Los mensajes no transmiten ni la ironía, ni las sutilezas de la voz, y cuanto más breve el mensaje, mayores son las posibilidades de que se genere un malentendido.
Además, muchas veces se olvida la función original del celular: una llamada puede solucionar más que decenas de mensajes.