Conoce la historia de Lucas el sorprendente y hermoso bebé que nació después de muchos esfuerzos por parte de su madre Belén Pulgar-Figueria … a continuación la historia de Cookie -Si no quieres leer sobre fluidos y dolores tremendamente fuertes, no sigas leyendo-. DÍA UNO Me dijeron que necesitaba una inducción debido a mi diabetes gestacional, así que tuvimos que empezar cuatro días antes de mi fecha de parto real. ¡Cookie estaba con la cabeza hacia abajo y, todo se veía genial! Ese día, Jorge y yo hicimos ejercicio por la mañana, fuimos a almorzar en nuestro restaurante italiano cercano y nos preparamos para salir. ¡Cookie se acercaba! Llegamos a Stanford Valley Care alrededor de las 5 pm, el primer medicamento fue alrededor de las 6 pm, se suponía que ese medicamento haría que mi cuello uterino se adelgazara, y luego comenzaremos a tomar Pitocin, que es el medicamento que hace que ocurran las contracciones. Última cena: Chick-Fil-A porque esta homegirl siempre tiene hambre y no debes comer mientras estás en Pitocin. (Bummer, lo sé). DÍA DOS El pitocin inició su trabajo alrededor de las 9 am, las contracciones iban y venían, pero todavía no había dilatación. Para las 5 de la tarde, estaba hambrienta, cansada, con dolor por tener contracciones todo el día y NO me había dilatado. ¿Sólo dos centímetros ese día, de verdad? El plan B estaba a punto de ser discutido, con la música dramática, otra noche en el hospital sin bebé a la vista, al menos pude comer y eso fue genial. DÍA TRES Comenzamos el día alrededor de las 6 am con un nuevo medicamento para ayudar a que mi cuello uterino se adelgazara y luego otra vez Pitocin, de alguna manera este combo hizo que las cosas tomaran un curso más rápido, mis contracciones empezaron y las cosas se pusieron cada vez más dolorosas en la noche. Duré algunas horas hasta que el dolor ya no era manejable para mí, usé una bola de nacimiento, aceites esenciales, respiración y técnicas de meditación. Eliminé mi plan de psicoprofilaxis y me volví más franca acerca de las opciones de manejo del dolor, alrededor de la medianoche del viernes pedí una epidural, el dolor era salvaje y el sueño era necesario. Si bien soy conocida por qué puedo dormir con dolor, quería estar algo descansada para las cosas que me empujaban al trabajo de parto activamente. EL GRAN DÍA El anestesiólogo entró y, colocó la epidural. Sentí un alivio instantáneo y, de alguna manera, todavía podía sentir mis piernas (que fue la razón principal por la que no quería una epidural, no sentir las cosas es TERRORÍFICO). Ok, decir que dormí puede ser un poco exagerado; Básicamente, dormí de 1 am a 2:45 cuando mi fuente se rompió. Luego, desde las 3 am hasta las 5 am, tomé un poco de agua y me puse a pensar: necesito expulsar a Cookie. Tuvimos la mejor enfermera de parto, en general, todo mi equipo de enfermeras y médicos fue excelente, gracias a todos en Stanford ValleyCare (los conocí a todos porque estuvimos allí durante lo que pareció ser el tiempo más largo). Pero, Lauren (nuestra enfermera) estuvo con nosotros desde la medianoche hasta que Cookie estuvo fuera y, fue estupenda, dulce y tranquilizadora. Además, ella realmente se preocupaba por mí y mi dolor. Tenía 10 centímetros de dilatación y estaba lista para que cookie saliera a las 8:40 AM, hice 5 grandes “entrenamientos”, todo” se veía genial, pero Cookie estaba retrocediendo después de “empujar”. Eso no fue un gran problema, solo necesitaba empujar más fuerte o eso pensé. Pasaron las horas, y no ha pasado nada, probé todas las posiciones que me habían enseñado en mis talleres, mi epidural comenzó a desaparecer, mi asma estaba haciendo su debut. Eran las 11 de la mañana, y Cookie todavía estaba dentro. Alrededor del mediodía perdí mi centro, el dolor era insoportable. Tenía un calambre en mi cadera que empeoraba todo, y me desmayé por un minuto. Mi doctor entró y me dejó descansar, literalmente le grité a TODOS los que estaban allí, diciéndoles que ya no podía hacerlo. Incluso le dije a Jorge -mi esposo- que hiciera algo, porque me estaba dejando sufrir. (Realmente, no puedo recordarlo todo, pero parece correcto). 
Después de una siesta y de tener a Jorge a mi lado como el compañero y animador más fantástico que jamás podría pedir, empecé a empujar de nuevo. Cuando los niveles de oxígeno de Cookie y el mío cayeron, mi médico tomó la decisión de usar el vacío porque mi hijo no estaba saliendo solo (un poco terco, me pregunto de dónde sacó eso, sólo bromeo) Estaba asustada, agotada y sintiendo que este día nunca terminaría. Pero, mi objetivo era sacarlo de forma segura y posiblemente sola. No quería tratar una cesárea después de 4 días en el hospital. Pusieron el vacío, y el empuje comenzó de nuevo, a las 2:47 pm en su fecha de parto real, Lucas Ignacio hizo su debut. Él pesó 8 libras, 2 oz y midió 21 pulgadas. Me lo pusieron en el pecho, mientras entregué la placenta y fue el momento más perfecto que hemos experimentado. Era sano y grande, ruidoso y dulce, y él es nuestro. Mi Cookie era un bebé real y, algunos de mis temores desaparecieron, algunos nuevos comenzaron y mi mayor objetivo era proteger a este pequeño humano. Mi labor activa duró 16 horas y continué por 5 más. Todavía no puedo creerlo, supongo que todo el entrenamiento durante el embarazo valió la pena, me dio la mentalidad de una línea de meta y la fuerza para hacer esto durante tanto tiempo. El domingo 2 de diciembre, nos fuimos a casa, esas 2 noches en el hospital no dormimos porque solo lo vimos respirar, estuvo a mi lado todo el tiempo y tuvimos cero complicaciones, es un bebé saludable. Mi diabetes también se fue. Si bien mi experiencia de labor de parto no fue del todo holística y perfecta como la imaginé, mi hijo es la cosa más mágica que me ha pasado, el dolor y todo. Estamos aprendiendo nuestros caminos, conociéndolo, pero, Lucas, eres un día de sol todos los días de nuestras vidas. 
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