¡La happy diet que debes empezar a seguir ya!

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La idea de que tener una buena dieta equivale a privaciones, debe ser erradicada de la faz de la Tierra; la comida no sólo es un placer, es tu principal recarga de batería, así que es momento de regresarle el lugar especial que merece en tu vida.

Claves para lograrlo

  • PON EL SABOR ANTE TODO
No se trata de comer sólo para satisfacer tu hambre, sino tus sentidos. “Si hay varias texturas y mezclas de sabores en tu platillo, tu comida te hará feliz aunque la porción sea más pequeña”, explica la nutrióloga Leslie Bonci. Por ejemplo, si tienes una ensalada que mezcle lechugas con fresas, miel, nueces, pollo y feta, le darás la misma o más felicidad a tu paladar que con una gran porción de chocolate. Al cabo de tres mordidas del dulce el sabor no cambia, pero con la ensalada multicolor cada bocado es distinto, en uno te puede tocar una fresa, en otro una nuez...
  • NADA ESTÁ PROHIBIDO
Eso de eliminar grasas, carbohidratos, gluten y demás ingredientes malos del menú, no es aceptable en una dieta feliz. “Necesitas una mezcla de proteínas, grasas y fibras en cada comida”, asegura la experta. Lo importante es distribuirlas de manera correcta. Piensa en ello como una pirámide, en la base deben ir los elementos multicolor, es decir, todas las frutas y verduras, al centro las proteínas como carne y legumbres, y al final los alimentos compuestos de cereales como el pan. Sólo en la punta, un postrecito culposo para evitar frustraciones.
  • NO TE SALTES COMIDAS
Al contrario, agrégalas a tu día. Cuando tu cuerpo pasa más de 3 ó 4 horas sin probar alimento comienza a sentirse irritado y cansado, por lo que no sólo ayunar tiene un efecto negativo en tu sistema, también te afecta no probar snacks o retrasar la cena. “Si no comes, tu presión sanguínea desciende y con ella arrastra tu energía y buen humor al suelo”, dice la dietista Katherine Brooking.
  • HAZ UNA FIESTA EN TU MESA
Como todo en la vida, si siempre seguimos el mismo camino terminaremos aburridos, por eso, en la dieta feliz la comida para compartir y la de estilo tapas son bienvenidas. Varios platos en la mesa, aunque sólo te toque una probadita de cada uno, te darán la sensación de que has comido más y mejor que si ingeriste un solo sabor. “En el restaurante, elige dos entradas en lugar de un plato principal para tener diferentes sabores en tu boca y así no tendrás que comer mucho de una cosa”, dice Bonci.
  • SIÉNTATE EN UN ESPACIO BIEN PUESTO
El cerebro sabe que comer es un ritual, no será capaz de darse cuenta que está comiendo si también está viendo la tele o trabajando, ni podrá sentir si está lleno, si está parado o en movimiento. Pon la mesa despejada con mantel, cubiertos y disfruta tu comida. Un pequeño truco para convertir cualquier comida en un festín es darle color: servilletas de papel estampadas, flores sin mucho aroma al centro, una buena vajilla, todo esto influye en qué tan feliz es el momento, asegura el psicólogo en nutrición, Brian Wansink.
  • DI “NO” AL ABURRIMIENTO
La Universidad de Deakin también dice que nuestro paladar se aburre de los mismos sabores; para estar saciado necesita combinar varios platos, por lo que salmón cocido todos los días no te hará feliz por más ligero que se sienta tu vientre, y una pizza a diario tampoco, por más contenta que esté tu lengua. Preséntale sabores diferentes a tus sentidos y la experiencia de comer subirá en placer; lo mismo sucede con la parte visual: corta tu pan de manera diferente.
  • HAPPY MEAL.

Si te sientes ligero tu cuerpo estará más activo, de buen humor, lleno de energía física y mental... ¡es una bala! ¿Pero cómo lo logra? Con alimentos que lo llenen de nutrientes pero que no provoquen que toda su energía se gaste en digerirlos. He aquí algunos: quinoa, limón, frutos rojos, pescado, pollo, huevos, avena, espinacas, aguacate y almendras. Cualquiera de estos ingredientes, solos o mezclados, son tu recarga segura.

  • ¡POSTRES A MÍ!

Al comer, tu paladar se embarca en un viaje con inicio y final específico, y el sabor dulce le da a tu cerebro la señal de que ha terminado, algo así como el telón que baja para decirte que ya se acabó la obra de teatro. Es por eso que es importante concluir tu comida con una nota dulce, así evitarás tener antojos el resto del día o pasarte de tus porciones saladas, según el Centro de Ciencia Sensorial Avanzada de la Universidad Deakin en Australia. A este fenómeno se le conoce como “saciedad sensorial”. Y no necesitas un bote de helado para avisarle a tu cabeza que terminaste, una cucharada de postre, un café endulzado y hasta una menta sirven, lo importan- te es contrastar el sabor.

  • ELIGE ALIMENTOS COMPLETOS

Intenta comprar en el supermercado y elegir tu comida en el restaurante bajo está regla: si puedes encontrar todos los ingredientes de tu plato tal cual son en la naturaleza, entonces estás en la zona sana. Por ejemplo, puedes tener un pedazo de carne en lugar de un trozo de jamón, un jugo de naranja en lugar de un refresco de naranja, entre más procesos haya tenido que vivir tu comida para llegar hasta ti, más nutrientes pudo haber perdido. Pasa de aquellos platos que parezcan radioactivos o que no puedas descifrar de qué elementos están compuestos, y así no tendrás que preocuparte de limitarlos.

  • BEBER Y BEBER
Si el alcohol forma parte de tu vida social no necesitas privarte al 100% de la fiesta ni de él, sólo necesitas hacer una pequeña trampa a tu cerebro. Si después de cada copa de vino te sirves una de agua en el mismo vaso, tu cerebro no notará la diferencia. Somos capaces de asociar comidas a emociones, como el café a la plática con las amigas, el postre a aliviar la tristeza, o la copa en mano a las fiestas. No es tanto el sabor como la situación, así que sigue vertiendo agua en tu copa y que siga la fiesta.

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Por Jessica Moreno
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