Empiezas el año con unos kilitos de más. Te urge bajarlos y el primer método que se te viene a la mente es una dieta detox. ¿Tés? ¿Puros jugos? Tal vez no sea tan buena idea. ¿Por qué? La nutrióloga Natalia Reynoso nos lo explica. Esta es la fea verdad sobre las dietas de desintoxicación.
Por: LNCA NATALIA REYNOSO K. Sígueme en Instagram @nutri.natreynoso https://giphy.com/gifs/dance-detox-IZjHtHldbDn4k Con la promesa de liberar al cuerpo de “toxinas” y de perder algunos kilos, las dietas “detox”, siguen ganando popularidad como la fórmula ideal para hacerles frente a los excesos de la vida diaria. Quienes lo promueven aseguran que de vez en cuando, y durante un determinado periodo de tiempo, es necesario someter al organismo a este tipo de regímenes a base de jugos que le ayuden a eliminar toxinas, desinflamar, recuperar energía y a hacer una especie de “borrón y cuenta nueva”. Pero el negocio del detox no termina allí, en las redes sociales abunda gente fitness, deportistas, health coaches, naturópatas y autodenominados asesores nutricionales entre otros, que lucran vendiendo “planes detox” en base a jugos ofreciéndolos a todo público sin importar las condiciones de cada uno, incluyendo personas con diabetes, colon irritable, enfermedad renal, embarazadas, entre otros…poniendo en riesgo su salud y nutrición. Incluso algunos de éstos planes incluyen suplementos nutricionales, productos para limpiar el colon o laxantes. Pero aún cuando han ido ganando popularidad, al punto de que son seguidas y recomendadas por celebridades y bloggers; la comunidad médica y científica sostiene que el cuerpo es una máquina perfectamente diseñada para poseer la capacidad de desintoxicarse a sí misma a través de diversos mecanismos llevados a cabo por los pulmones, riñones, hígado, tracto gastrointestinal y sistema inmunológico. Siendo entonces más evidente que el término detox resulta ser más mito que realidad. Aunque es un hecho que las frutas y las verduras son alimentos saludables, el problema radica en confiar nuestra salud en un kit completo de jugos de colores, en lugar de acudir con un profesional de la salud, revisar nuestra alimentación, tomar consciencia de lo que se come y plantearse de qué manera se podría mejorar. El riesgo está en buscar soluciones mágicas a problemas globales, como no llevar un estilo de vida saludable y querer compensarlo con un producto mágico que supuestamente nos hará sentir mejor sin renunciar a hábitos poco saludables. Si bien, las toxinas existen, eso no puede negarse. Estas se definen como sustancias creadas por las plantas, animales y microorganismos, que son venenosas para el ser humano. Algunos medicamentos también pueden ser tóxicos si se usan en grandes cantidades. Sin embargo, entre los seguidores de las dietas detox, esta definición ha sido alterada y generalizada, mencionando incluso condiciones tan variadas como la obesidad, fatiga, la hinchazón, depresión, insomnio, dolor en articulaciones, inflamación abdominal, entre otros como muestra de “toxicidad” en el cuerpo. Pero la verdad es que no hay ninguna evidencia científica que respalde esto, por tanto dicho sustento es NULO. Pero ¿es verdad que estos famosos “detox” depuran el organismo y cumplen todo lo que prometen? La respuesta rotunda es NO, y en realidad, así es como reacciona tu cuerpo cuando es sometido a un plan de jugos “detox”… En un inicio las señales de hambre que envía tu cerebro son respondidas con un boom de azúcar procedente de la fruta. Esto obliga al páncreas a secretar insulina, que es la responsable de transportar el azúcar (en forma de glucosa en tu sangre) a las células. Poco después, (aproximadamente 30min) mientras tus células absorben la glucosa, tu nivel de azúcar en sangre empieza a descender y puede que comiences a sentirte mareada. Mientras tanto, debido a la falta de calorías, tu cuerpo se ve privado de glucógeno, una reserva de energía que se almacena en los músculos y en el hígado. Después de dos días, con cada sorbo, tus niveles de insulina se disparan, para luego literalmente estrellarse. Tus reservas de energía (glucógeno) hace tiempo que se agotaron, dejando con ello una sensación de debilidad y fatiga. Desde que empezaste a tomar aproximadamente la mitad de las calorías que necesitas, tu cuerpo recurre a las proteínas, mismas que saca directamente de tus músculos. Por eso empiezas a perder masa muscular, incluso aunque estés haciendo ejercicio cada día. Por ello se puede decir que si, si pierdes de peso pero a expensas de la pérdida de masa muscular y de agua principalmente. Después de tres días, tu cerebro ha entrado en un modo de inanición y ahora devora cetonas, una energía que procede de la quema de grasas. Las cetonas funcionan, pero son algo así como una gasolina de mala calidad; como resultado, lo más probable es que te sientas desconcentrada, irritable, e incluso puede que presentes dolores de cabeza y mareos,. Tu cerebro también acusa la falta de aminoácidos, que son básicos para los neurotransmisores y mantienen estable tu estado de ánimo. Si eres propensa a las depresiones, seguramente a estas alturas te sentirás triste. Las proteínas de tus músculos se descomponen en amoniaco y ácido úrico, elementos nada recomendables en tu torrente sanguíneo. Ahora, tus riñones trabajan a la máxima potencia para desintoxicarte de tu particular ‘desintoxicación’. Otro dato que debes tener en cuenta es que el alto porcentaje de carbohidratos del jugo causa la entrada de mucha agua en tus intestinos. Ese extra de líquido en tu vientre te provocará diarrea. Después de cuatro días, sin comida que digerir, tu intestino se siente ignorado. Las pequeñas vellosidades que lo cubren (encargadas de la absorción de nutrimentos) empiezan a atrofiarse. Puede que tu diarrea empeore, acercándote cada vez más a la deshidratación… Terminas el plan detox… ¡Comida sólida al fin! Pero… has perdido músculo. Incluso si recuperas tus hábitos alimenticios normales, ahora tienes menos masa muscular para quemar esas calorías, de manera que lo más seguro es que se transformen en grasa. Y ahí es cuando hace acto de aparición el temido efecto yo-yo de estas estrictas dietas. La desproporción entre grasa y masa muscular altera el metabolismo y consigue que las calorías sean mucho más difíciles de “quemar”. Además de que probablemente sufras de episodios de ansiedad, ya que al privar a tu cuerpo de nutrimentos indispensables para su buen funcionamiento, ahora te los pedirá a gritos para recuperarse…así que si, subirás el peso perdido sin duda alguna. Entonces…el “detox” no existe, el concepto se está usando como un término comercial que vende la idea a la gente de que pueden recuperar su salud con el mínimo esfuerzo sin contemplar las graves consecuencias que amerita. Ahórrate el dinero y mejor enfócate en llevar una dieta bien balanceada, rica en frutas y vegetales, granos enteros, proteína magra y grasas saludables (como las nueces, aguacates y aceite de oliva); llevando un estilo de vida activo y asegurándote de que obtengas el descanso que necesitas. Evita los excesos ( de todo tipo) y cuida tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir. No te sometas a técnicas y modas riesgosas, valora tu vida y tu salud. Si no sabes cómo llevar una buena alimentación, acude con un profesional de la salud. El te orientará y ayudará a que cumplas tus metas de manera saludable, desarrollando hábitos que permanecerán toda tu vida sin tener que ponerte en riesgo. La salud vale ORO. Sólo tu decides en manos de quién ponerla.