A PLENO RENDIMIENTO
En nuestras manos queda adelgazar este preciado órgano y potenciar su rendimiento. Principalmente si tenemos en cuenta que su desgaste es enorme. “El cerebro de una persona de 70 kilos pesa unos 1,400 gramos y consume 20% de su energía corporal total”, explica el chef y neurólogo. ¿Cómo hacemos para alimentarlo? Debemos llenar cada día el carrito de compra con productos que aumenten la calidad de nuestros neurotransmisores (biomoléculas que permiten a la información viajar desde una neurona a otra). “Lo que comemos tiene un impacto total sobre este órgano. Su influencia va por dos vías: la indirecta, ya que está relacionado a la salud cardiovascular y, por lo tanto, a todo lo que beneficia o perjudica al corazón y la circulación sanguínea, y la directa: a través de la ingesta de alimentos que producen energía y otros componentes imprescindibles para la comunicación entre neuronas y las funciones cerebrales, como los minerales (potasio, sodio y magnesio) y vitaminas (B1, B2 y B3)”, destaca Miguel Sánchez Romera. “Otro ejemplo son los ácidos grasos esenciales, como los Omega-3, presentes en los pescados azules”. Éstos evitan el envejecimiento de las células y algunos padecimientos relacionados con el deterioro cognitivo. Y así es como llegamos a los alimentos cerebroactivos que, de acuerdo con este experto, son los que afectan al cerebro, de manera positiva o negativa.
APRENDE A SUMAR
La primera receta para fortalecer nuestras capacidades intelectuales es evitar el exceso de grasas, azúcares y sal, responsables de muchos de los problemas de circulación. La segunda, incluir en nuestra dieta productos cerebroactivos que poseen abundantes nutrientes benéficos. Los encontramos en las carnes bajas en grasas (no te pases, pero tampoco te quedes corta, ya que contienen proteína de calidad y, atención, ocho de los nueve neurotransmisores conocidos son aminoácidos, es decir, derivados de la proteína) y también en las verduras y frutas de color. En el verde, rojo o naranja está la magia de sus antioxidantes. “Deberían constituir el 75% de nuestra dieta diaria”, concluye Sánchez Romera. Tampoco podemos olvidar la cúrcuma y el tamarindo (su poder antioxidante está demostrado) o la grasa vegetal de coco que, en muy pequeñas dosis, ayuda a metabolizar el azúcar. Sin embargo, existen muchas maneras de poner nuestro cerebro en modo positivo. ¿Has oído hablar de la serotonina y la dopamina, dos sustancias neuroactivas que inciden, de una manera decisiva, en la producción y regulación de las emociones y las motivaciones? “La primera nos da la tranquilidad, es un ansiolítico, y la segunda es un vigorizante e infunde fuerza y motivación para hacer cosas”, afirma el neurólogo. El objetivo, entonces, será alimentar- nos con nutrientes que potencien la producción de estas sustancias.
LA DIGESTIÓN ES CLAVE
Neus Elcacho, dietista y coach nutricional, sostiene que el régimen de comida y el estilo de vida también afectan al bienestar emocional. Para lograrlo, en su libro, La dieta de las emociones (ed. Libros Cúpula), recomienda una alimentación consciente, sana e inteligente, que respete el entorno, aporte los nutrientes que necesitamos y diferencie los productos que mejor nos sientan entre todos los que nos quieren vender. Además, añade que debe ser individualizada, según las necesidades físicas y emocionales de cada persona, e integradora, porque además de alimentarse, se trata de revisar lo que nos hace sentir bien para no depositar toda la felicidad en la comida. Y no sólo esto, “gracias a su conexión con el sistema nervioso, nuestro segundo cerebro se encuentra en los intestinos: es el llamado sis- tema nervioso entérico, que también repercute en el estado de ánimo”, explica. “Si tenemos una salud digestiva de hierro, nuestras conexiones neuronales serán mucho mejores, pensaremos con más claridad, tendremos menos enfermedades y conseguiremos más sensación de bienestar, dispondemos de las hormonas más equilibradas, descansaremos mejor, ganaremos energía y, sin duda alguna, subiremos el ánimo”.
UN EXTRA ANTIFATIGA
PARA RACHAS DIFÍCILES
Una experta más, la doctora Odile Fernández, autora del libro Recetas para vivir con salud (ed. Planeta), argumenta que “determinados foto- químicos presentes en el cacao, el té verde, las verduras y los frutos rojos tienen los beneficios que han demostrado funcionan contra la depresión, mejoran el estado de ánimo y no tienen efectos secundarios”. De este descubrimiento nació la llamada cocina de la felicidad, “que incorpora esos alimentos y es rica en grasas saludables. Es la mejor para superar momentos en los que estamos cansados, deprimidos o de mal humor sin motivo aparente”.
LOS 10 IMPRESCINDIBLES
Neus Elcacho, dietista y coach nutricional, asegura que estos alimentos nos ayudarán a producir serotonina en los niveles correctos. ¡Introdúcelos en tu dieta!
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