Algunas razones sobre por qué nos cuesta hablar de nuestra salud mental y cómo incitar a tener una charla que fomente bienestar.
¿Qué es la salud mental? Seguramente has escuchado este concepto muchas veces, pero pocas ocasiones ahondamos en el verdadero significado y todo lo que implica. La Organización Mundial de la Salud considera a la salud como el bienestar fíriso, mental y social. Y la salud mental, concretamente, es la capacidad de crecimiento y realización a nivel emocional e intelectual. Entonces, ¿qué sucede cuando la salud mental “falla” o “está herida”? Para entenderlo y acuñarlo, platicamos con Liz, psicóloga y fundadora de Astronauta Emocional.
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Liz es psicóloga clínica de profesión egresada del IPN del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud. Astronauta Emocional es un centro psicoterapéutico para que las personas expresen y manejen sus emociones junto con una guía de resolución de conflictos.
1. La salud mental como un tabú
Se ve como un tema tabú porque “no hay educación emocional”, comenta Liz. La gente cree que “esto que siento es normal, pero no tendría por qué ser así" y las personas no difieren entre esos sentimientos. También se tiñe con tabús porque “muchas veces se tiene la idea de que los psicólogos son solo para platicar, entonces mejor solo voy con un amigo a charlar y listo”. Pero la psicología sí tiene un respaldo científico y reporte clínico, como comenta Liz.
2. No es un tema recurrente en familia
Si en casa no platican sobre salud mental y bienestar, podría haber repercusiones a la larga. Esto es algo que Liz ve en sus dinámicas de grupo: “muchas veces hay familias que no suelen tener comunicación —sentarse y decir qué está pasando, por qué el niño bajó sus calificaciones, etc— y los padres creen que ‘es la etapa del niño, déjalo’”. Aquí entra el tradicional "échale ganas”. Liz recomienda que “la familia debe abrirse a la comunicación y ser empáticos si algo está sucediendo; hay que acercarse a los jóvenes para saber qué sucede”.
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3. No sé externar mis sentimientos
Así como la convivencia en familia puede hacer menos próspero el bienestar mental, hay casos en que esto provoca la falta de expresión. “Hay diferencia entre las reglas de la casa versus la forma en que dices las cosas. Todo tiene una intención y hay que trabajarla”, afirma Liz.
“Siempre hay una intención en cómo decimos las cosas”
Para tratar el caso en familia, hay que definir los sentimientos para luego propiciar una comunicación eficaz entre papás e hijos.
Cómo aceptar que debes hablar de tu salud mental
¿Darte cuenta de lo que necesitas te cuesta trabajo? Liz recomienda que veas lo que te hace incomodar, pero no minimices ese sentimiento. Hacerlo podría traer consecuencias como depresión o ataques de ansiedad. 1. Sé consciente de tus emociones. No las hagas de menos y presta atención a lo que sientes. 2. Busca ayuda profesional. Si ya decidiste buscar ayuda, asegúrate de que sea alguien profesional y capacitado para hacerlo. Menos Dr. Google y más fuentes fidedignas y personas expertas. 3. Compártelo con todos. Que no se quede solo para ti, ¡compártelo! Fomenta la empatía y la plática sobre emociones. A lo mejor conoces a otra persona que necesita hablar justo de ello. “La empatía nos fomenta como comunidad”.