Te dejamos una guía para mejores resultados sobre dónde poner tu mente en diferentes situaciones. Toma nota y aplica estos consejos.
No hay duda de que la conexión mente-músculo –enfocarte de forma consciente en las partes del cuerpo que estás entrenando– es la clave para mejores resultados. Pero, ¿qué tal si te dijéramos que no ponerle atención a tus bíceps o glúteos es lo mejor? Aquí una guía.
Dónde poner tu mente
ENFÓCATE EN TUS MÚSCULOS
Cuando estés aprendiendo un nuevo ejercicio
Si estás intentando dominar un nuevo movimiento, una conexión mental asegura que lo hagas bien y obtengas todos los beneficios.
Cuando tienes un desequilibrio o una lesión
El cerebro es muy poderoso: pensar en contraer un músculo puede hacerlo más fuerte. ¿Tobillo lastimado? Imagina que lo estás flexionando.
Cuando estás haciendo un entrenamiento rápido
La calidad importa más, cuando la cantidad es limitada. Al hacer una rutina rápida, concéntrate en el músculo principal que estás trabajando. Foto: Unsplash
ENFÓCATE EN ALGO MÁS
Cuando estás cargando mucho peso
Si vas a levantar mucho en pocas repeticiones –piensa en un 80% de tu esfuerzo máximo– intenta concentrarte en mover el peso, no en tus músculos.
Cuando estás cansada
Si no tienes la energía mientras corres o haces entrenamiento de fuerza, distraerte con música (o lo que quieras), debería hacer que la tarea sea más fácil.
Cuando estás adolorida
Para el descanso activo (yoga), pon atención a tu respiración, una pared o cualquier cosa que no sea tu cuerpo. Si una pose duele, detente.
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