Esta investigación explica cómo y por qué es que las personas con ansiedad ven su día a día de forma distinta a los demás
Actualmente, la ansiedad está presente en la vida de muchas personas debido a que surge como una respuesta emocional ante el estrés del día a día. Se trata de una afección que se presenta como sentimientos de tensión o preocupación excesiva y se manifiesta mediante sudoración, temblores, taquicardia, agitación, ataques de pánico, dificultad para concentrarse y pensamientos recurrentes sobre el pasado o el futuro. Se habla mucho de la ansiedad, pero pocas personas conocen su verdadero significado y lo difícil que es vivir con este trastorno emocional. Por lo mismo, hace algunos años se realizó un estudio para determinar cómo percibe el mundo una persona diagnosticada con ansiedad.
Así percibe el mundo una persona con ansiedad según los expertos
Está comprobado: las personas que sufren ansiedad perciben el mundo de forma distinta. Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista Current Biology y dieron a conocer que los afectados por esta trastorno terminan cayendo en la generalización excesiva. Se trata de una distorsión del pensamiento que se presenta como respuesta ante situaciones incómodas o desagradables. Esto es debido a que el cerebro tiene la capacidad de etiquetar las situaciones que experimentamos a lo largo de nuestra vida como “alarmantes” o inseguras”, alertando al organismo de que frecuentemente está expuesto al peligro.
Señales de que padeces generalización excesiva:
- La mayor parte del tiempo experimentas preocupación
- Prestas atención a los detalles negativos
- Pasas de largo las situaciones positivas
- Todo resulta ser una constante amenaza
- Crees que todos te van a hacer daño
En el estudio que se llevó a cabo, los investigadores realizaron escáneres cerebrales a dos grupos de personas: los que padecen ansiedad y los que no. Como resultado, aquello individuos que sufren esta afección tuvieron una mayor actividad en ciertas partes del cerebro, incluyendo la amígdala, la región que está asociada con el miedo y la preocupación.
“Se demuestra que en pacientes con este trastorno, la experiencia emocional induce la plasticidad en los circuitos del cerebro que dura incluso después de que la experiencia haya terminado. Estos cambios provocan una incapacidad para discriminar entre el estímulo experimentado originalmente y un nuevo estímulo similar. Por lo tanto, los pacientes con ansiedad responden emocionalmente a tales nuevos estímulos, generando ansiedad incluso en situaciones nuevas, aparentemente irrelevantes”, concluyó el estudio.
