El perfume es más que un simple aroma, es parte de nuestra identidad. Pero no hay nada más frustrante que aplicarlo en la mañana y que, a las pocas horas, apenas quede rastro. La buena noticia es que hay trucos sencillos para hacer que tu fragancia dure mucho más tiempo sin necesidad de acabarte la botella en días.
Si quieres que tu perfume se adhiera mejor a la piel, la hidratación es fundamental. Las fragancias se evaporan más rápido en piel seca, así que antes de aplicarlo, usa una crema sin aroma o con un aroma similar. Incluso un poco de vaselina en puntos clave puede ayudar a fijarlo por más tiempo.
Hablando de puntos clave, es importante entender que no es solo cuestión de aplicarlo y salir corriendo. Para que el aroma se vaya liberando gradualmente a lo largo del día, aplícalo en los puntos de pulso, es decir, donde la piel es más cálida, ya que el calor natural de estas zonas ayuda a intensificar la fragancia y mantenerla presente por más tiempo.
Puntos de pulso:
- Muñecas (pero sin frotarlas)
- Detrás de las orejas
- En el cuello y la clavícula
- Parte interna de los codos y detrás de las rodillas
Si tu perfume tiene productos complementarios como crema, gel de ducha o body mist, usarlos en conjunto es un game changer. Esta técnica de layering potencia el aroma y lo hace más duradero, ya que las diferentes capas se refuerzan entre sí.
Otro dato curioso pero muy útil, es que el perfume se adhiere mejor a ciertas telas que a la piel, así que puedes rociar un poco en tu ropa, especialmente en bufandas, chaquetas o blusas. Solo evita materiales delicados como la seda.
Para el cabello, en lugar de aplicar el perfume directamente (ya que el alcohol puede resecarlo), prueba rociarlo en tu cepillo antes de pasarlo por tu cabello. También existen fragancias especiales para cabello que prolongan el aroma sin dañarlo.
Por último, algo que no tiene que ver directamente con el aplicado, pero sí con la fragancia, es que también influye cómo guardas tu perfume. Si quieres que tu fragancia conserve su esencia, guárdala en un lugar fresco, seco y lejos de la luz directa del sol. La exposición al calor y la humedad puede alterar su composición y hacer que pierda intensidad más rápido.