¿Quién no ha caminado por la ciudad y ha experimentado mil emociones y sensaciones, protagonizando un #RoadTrip muy cercano?
En estos días de sol y lluvia, calor, resolana y humedad, salí a caminar por la Roma y Condesa en la CDMX, colonias que tienen secretos muy bien guardados y un aire de tranquilidad mezclado con el caos. Me dispuse a hacer mis actividades diarias: juntas, chamba, trabajo, ejercicio, pasar al súper,hacer llamadas, etc., y pensé: “olvidé mi paraguas, ojalá no me agarre la lluvia”, miré al cielo y vi que poco a poco una nube gris invadía el barrio, pero eso no me detuvo ni un poco, y mientras escuchaba en mis audífonos el nuevo éxito de:
Los Ángeles Azules y Belinda,
Amor a primer vista, una canción que habla de conocer a alguien y enamorarse así de repente, sentir eso en medio del pecho que solo se experimenta cuando conoces a alguien con quien seguramente va a haber una emoción más grande que la del momento de bailar o cruzar miradas. Siento la esencia de Belinda y canto sin pena por las calles con mis audífonos puestos, disfruto la canción, es mi rola del verano, sonrío y eso que apenas comienza. Amo la cumbia y el amor a primera vista; ‘qué buena mezcla lograron’, pensé.
Recordé que tengo que escribir un nuevo show de comedia y mientras cruzaba la calle reflexionaba sobre las anécdotas que quiero contar cuando un auto salió de la nada, corrí a la banqueta de enfrente e imaginé que quizá al amor de mi vida lo voy a conocer en una situación tan accidentada como lo que acaba de suceder... tengo que dejar de leer novelas y recordar telenovelas con esos personajes que me hacen evocar a los programas que antes salían en la noche, con invitados como JUAN GABRIEL (¡qué falta nos hace JUANGA!). Me quedé pensando un poco en la música y el legado que nos dejó; por fortuna existen varias películas y series para recordarlo mucho, pero nada como reír sin pena y a carcajadas con:
EL EVANGELIO SEGÚN JUAN GAGÁ,
obra de teatro cabaret que disfruté a lado de mi hermana y en la cual no paramos de divertirnos; una hilarante comedia que va de lo político a lo social, pasando por lo religioso y amenizado con canciones del eterno Juan Gabriel. Pensando en las noches de entrevistas con los artistas, me urge que ya se estrene
LAS NOCHES CON MONINA MISTRAL ,
en donde Montserrat Marañón da vida a una diva de la televisión, utilizando su carisma para entrevistar y sacar las mejores anécdotas y recuerdos de los invitados. Añoro aquella época en la que yo era muy pequeño y mi madre veía estos programas; recuerdo los peinados voluptuosos con mucho spray, algo que en esta época ya está un poco mal visto, y no solo porque esa manera de arreglarse ya no existe, sino por el uso del spray y el calentamiento global, situación culpable de que haga calor y llueva y luego haga frío y suceda todo al mismo tiempo; este clima está más bipolar que mis sentimientos cuando me gusta alguien y luego descubro que vive en provincia y que tiene novio. Mientras pienso esto me cae la primer gota de lluvia, que seguramente es ácida por tanta contaminación; eso es solo el aviso de que viene un tormentón, y dicho y hecho, no me da tiempo ni de correr cuando se suelta el aguacero. Corriendo noto un techo en el que me puedo refugiar y, como si fuera mi destino, estoy en medio de una cafetería en París, literal... esta cafetería me transporta, por su aroma y decoración, a un café en París, pero no cualquier café. Se acerca un mesero de pelo rizado y sonrisa coqueta (quizá no me coqueteó pero yo pienso que sí) y me dice “Bienvenue”, ¡guau!, ahora sí me siento en París: me ofrece una carta y un asiento en el lugar, miro la lluvia y pienso que pasaré ahí un buen rato, por lo que me instalo en una mesa y pido una copa de vino. Alexandre, el nombre del mesero (no me quedé con ganas de preguntárselo), me ofrece un vino de la casa bastante rico y decido comer una pasta rellena de papas, un delicioso salmón montado en baguette y polenta, todo con un toque distinguido de cocina francesa porque –de acuerdo con lo que Alexander me cuenta– el dueño francés, que hace su propio menú y es el chef. Además de ser un tipazo, Alexander es muy guapo, muy atento y agradable, y, como siempre, se flecha mi corazón. Quizá el amor de mi vida está escondido en este lugar, me digo, y agradezco a la lluvia por llevarme a este sitio, pero también la maldije un poquito porque mi pelo está esponjado y mi ropa mojada, detalles que no impidieron que disfrutara París en la colonia Roma. Alexander me ofrece una deliciosa tarta de chocolate de postre y acepto como si dentro de ella viniera un anillo de compromiso y él pidiera mi mano. Mientras pasa la lluvia termino un capítulo del libro que desde hace varios días estoy leyendo,
DIARIO DE UNA DIVA DESQUICIADA,
de Joan Rivers, comediante irreverente y revolucionaria; me río un poco con la lectura y el tiempo se escurre, ¡qué lugar tan acogedor! La lluvia pasa y poco a poco comienza a oscurecer en la ciudad, guardo mis cosas y agradezco a Alexander todo: la comida, el vino y la calidez de su amable presencia en el
CAFÉ MILOU,
así se llama este escondite de París en la calle Veracruz. Tomo una bici, emprendo mi camino a casa y pienso en el privilegio que tengo de comer, de cantar, de añorar y de conocer a un Alexander en medio de una CDMX muy húmeda...
Manu Nna
Es la Regina George del #StandUp. Ama la cochinita pibil, el mezcal y bailar cumbia.