El término ‘gordofobia’ no solo no existe, también es erróneo utilizarlo para definir al odio a las personas con sobrepeso, según activistas.
Si buscamos el término ‘gordofobia’ en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), no encontraremos una sola definición que la acompañe. Como tal, la palabra no existe. Eso no ha impedido que la hayamos apropiado para describir a la discriminación hacia las personas con sobrepeso, una de las lamentables conductas socioculturales más comunes en la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, el uso de este vocablo podría no ser del todo correcto. De hecho, muchos activistas han mostrado su rechazo a encasillar dentro de una fobia al trato injusto hacia personas con cuerpos diversos. Estas son sus razones.
¿De dónde proviene la palabra ‘gordofobia’?
En 1984, los especialistas B.E. Robinson, L.C. Bacon y J. O’Reilly realizaron un estudio en Minnesota con el fin de identificar los estereotipos que perseguían a la gente con sobrepeso y saber qué tanto rechazo sufrían en sus comunidades. Sus resultados, que también identificaron una tendencia racista en dichos estereotipos, fueron enlistados bajo el término Fatphobia o ‘fobia a la gordura'.
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Recordemos que la palabra fobia, derivado del griego fobos, existe para nombrar a un trastorno causado por un miedo desproporcionado e irracional a ciertos objetos o situaciones. A mediados del siglo XX, la expresión comenzó a ser utilizada para también describir un sentimiento de odio o rechazo a algo (por ejemplo, xenofobia, homofobia, lesbofobia, etcétera).
De ahí nuestro primer error. En aras de dar nombre a conductas reprochables en la sociedad y la cultura, los hablantes decidimos enrolarlas junto a miedos y dolencias mentales. Con el tiempo, estos términos fueron popularizándose y terminaron en el vocabulario de millones de personas alrededor del mundo.
¿Por qué hemos utilizado mal el término ‘gordofobia’?
En los últimos años, activistas a favor del self-love y el body positivity han alzado la voz en contra del uso de la palabra ‘gordofobia’. La razón es sencilla: «las conductas discriminatorias no son una enfermedad».
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En 2021, la escritora y bloguera estadounidense Aubrey Gordon publicó una columna en el sitio Self en donde señaló que ‘un comportamiento opresor no es lo mismo que una fobia'. «Las personas que tienen actitudes contra personas con sobrepeso no consideran que tienen ‘miedo’ a la gordura o a las personas gordas. La ‘gordofobia’ denotaría un miedo a las personas con cuerpos diversos, pero como las personas más orgullosas te dirán, no nos tienen miedo. Simplemente nos odian. Llamarlo ‘miedo’ legitima el sesgo contra nosotros, dando crédito y justificación a las acciones de quienes rechazan, patologizan y se burlan de las personas con sobrepeso, a menudo sin enfrentar consecuencias de esas acciones», escribió.
Organizaciones, como Fat Acceptance Movement y Health at Every Size también se han manifestado a favor de reconsiderar el uso de la palabra.
Si no es ‘gordofobia’, ¿cómo llamar al odio hacia las personas con sobrepeso?
Que la RAE y otras instituciones lingüísticas y educativas –y bueno, hasta Wikipedia– aún no acepten no acepten la palabra ‘gordofobia’ no elimina este comportamiento. Replantearnos su uso, tampoco lo hace.
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En sociedades donde la discriminación a los cuerpos diversos y el body shaming parece estar incrustado en el ADN, hablar sobre el ‘odio a las personas con sobrepeso’ es necesario. Ante esto, colectivos feministas y asociaciones han propuesto utilizar términos que podrían ser más adecuados. Uno de ellos es ‘gordomisia’, traducción al inglés del término ‘fatmisia’ que utiliza la palabra griega miso (odio) para describir una actitud de intolerancia contra personas con sobrepeso. Otras propuestas son recurrir a los términos ‘tamañoismo’ (o sizeism), ‘fat shaming’ y ‘sesgo antigordo'.
El lenguaje está en transformación constante y estamos seguros que en algún momento, nuestro vocabulario retornará la palabra ‘fobia’ a quienes de verdad la necesitan. Mientras tanto, solo nos queda escuchar las voces que piden un cambio, especialmente aquellas enfocadas en eliminar las conductas nocivas de nuestra sociedad. Si el odio a las personas con sobrepeso deja de existir, no habrá necesidad de siquiera buscarle un nuevo nombre.
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