En este episodio de Sexópolis, Paulina Millán detalló más a fondo que los estudios concluyen que la relación entre obesidad y función sexual es muy cercana, mientras que otros encuentran una correlación débil entre ambos factores.
La gordofobia es el odio, rechazo y violencia que sufren las personas gordas por el hecho de ser gordas. Es una discriminación que está cimentada sobre prejuicios respecto a los hábitos, costumbres y salud de las personas gordas, los cuales se nutren de la creencia de que el cuerpo gordo responde a una falta de voluntad o de autocuidado, de no hacer el esfuerzo suficiente para ser delgado, motivo por el cual merece “castigo” o rechazo. Esta perspectiva, que piensa que el cuerpo gordo es producto de pereza o vagancia, no atiende a los contextos que producen o afectan a los cuerpos, ni a todos los factores que inciden en que una persona sea gorda o flaca, enferme o sane.
Las condiciones económicas, culturales, genéticas, educativas y sociales son invisibilizadas u obviadas, así como la propia condición de enfermedad y tratamiento médico que pueden tener efectos en los cuerpos y en su peso.” La gordofobia también es todo aquel miedo o rechazo que generamos hacia la idea de la no delgadez, ya sea en otras personas o en nosotras mismas.
“A la gordofobia, también se la ha denominado gordoantagonismo, obesofobia, adipofobia o, desde la Psiquiatría, pocrescofobia -fobia a ganar peso-.” “Vivimos en una sociedad en la que cada vez se da mayor importancia al ideal de belleza corporal. En todos los medios de comunicación nos trasladan el prototipo de belleza donde la delgadez es primordial para entrar dentro de los cánones estipulados en la misma”, menciona Paulina Millán.
Verdad o mito: ¿las personas con sobrepeso tienden a tener disfunciones sexuales?
Los estudios que existen sobre el papel que tiene el sobrepeso en la fisiología sexual (por ejemplo, en la presencia de las llamadas disfunciones sexuales) y sobre su relación con la satisfacción sexual, han arrojado conclusiones contradictorias. Mucho depende de factores como el parámetro que se ha usado en cada estudio para determinar a alguien como una persona gorda. Por ejemplo, algunos estudios usan muestras en las que se mezclan personas con sobrepeso leve o con un índice de masa corporal (o IMC, una medida ahora muy cuestionada por algunos profesionales) apenas por encima de los 25 puntos y personas con un IMC muy por encima de los 30 puntos.
Algunos estudios concluyen que la relación entre obesidad y función sexual es muy cercana, mientras que otros encuentran una correlación débil entre ambos factores. La mayoría de los estudios, sin embargo, rara vez miran al conjunto de otros factores que pueden tener un papel mucho más importante (o incluso determinante) en la vida de las personas gordas.
“En la revisión que realizan Fikkan y Rothblum (2012) se muestra cómo las mujeres son discriminadas por una corporalidad grande en diversos ámbitos de la vida. Un estudio de Halpern, King, Oslak, y Udry (2005) encontró que por cada punto de índice de masa corporal (IMC) que aumenta una mujer, las posibilidades de estar en una relación romántica disminuyen entre 6-7% (como se citó en Fikkan & Rothblum, 2012). Las mujeres gordas tienen una tasa de cohabitación y de matrimonio más baja que las delgadas; y tienden a casarse con hombres de menor nivel educacional o menos ingresos. El precio pagado por las mujeres por la discriminación basada en el peso es significativa, atraviesa múltiples dominios y aun así ha recibido relativamente escasa atención de la academia feminista comparado con otros asuntos que involucran el peso (por ejemplo, desórdenes alimentarios y perturbaciones en la imagen corporal) u otras fuentes de discriminación que impactan a las mujeres (Fikkan & Rothblum, 2012).”
Aun así, por cada estudio que encuentra que la obesidad o el sobrepeso afectan de alguna manera la vida sexual de las personas, hay otro que encuentra que no difieren; así, por ejemplo, mientras hay estudios que encuentran que el sobrepeso afecta la función sexual o la satisfacción sexual, hay investigaciones que encuentran lo opuesto (o que reflejan la complejidad de la relación entre obesidad y sexualidad).