Este verano, el número uno de lo más visto en Netflix lo ocupa una película francesa que nos cuenta la historia de la llegada de un tiburón al río Sena en el corazón de París. La producción en cuestión es En las profundidades del Sena (Under Paris), que combina la acción con terror, algo de humor, pero sobre todo, altas dosis de suspenso. La historia ha llevado a varios espectadores a preguntarse si hay algo de real en lo que vemos en pantalla, lo cual vamos a desentrañar.
La película se centra en Sophia, una experta en tiburones que vivió un hecho traumático en el pasado relacionado con estos depredadores del mar. Cuando uno de ellos es visto merodeando las aguas del río Sena en París, Sophia tiene que luchar contra reloj para evitar que este animal y sus crías ataquen a un grupo de atletas que se preparan para competir en el triatlón de la capital francesa.
Aunque lo que vemos en pantalla es ficción en su mayoría, lo cierto es que algunos hechos reales se pueden ver reflejados en la película. En 1933, un gran tiburón blanco fue visto en el río Hudson, lo que alertó a los científicos sobre las causas y motivaciones que llevaron al animal a salir del océano.
Todo fue debido a la contaminación de los mares causada por la mano del hombre, lo cual también se refleja en la película en cuestión. En este caso, Lilith, un tiburón hembra, llega hasta las aguas del Sena buscando escapar de su hábitat contaminado por el hombre para dar a luz a sus crías en una zona cercana a las catacumbas de París.
El tiburón toro
Aunque es difícil que un tiburón se adentre a zonas como ríos, hay una especie que es capaz de hacerlo, pues tiene una capacidad de adaptación muy grande: nos referimos al tiburón toro, un animal agresivo que suele vivir cerca de áreas muy pobladas, como las costas tropicales.
A este tiburón no le molesta el agua salobre o dulce, e incluso se aventura continente adentro por ríos y afluentes. Esto hace que muchos expertos clasifiquen al tiburón toro como el más peligroso de todos los tiburones existentes. Además de él, las especies marinas con más probabilidades de atacar a humanos son el gran tiburón blanco y el tiburón tigre.
Estos son tiburones de tamaño medio, con cuerpos gruesos y robustos, y largas aletas pectorales. En la parte superior son de color gris, y por debajo son blancos. Las aletas tienen puntos oscuros, especialmente cuando son jóvenes, según un artículo de National Geographic.
Cine de tiburones
La fascinación que sentimos por las películas de ataques de tiburones no es nueva. Basta con remontarse al lejano 1975 para recordar el éxito de taquilla que fue Jaws, de Steven Spielberg, una de las películas de suspenso más famosas de todos los tiempos y que trata sobre un tiburón blanco que ataca en una playa de un pueblo pesquero de los Estados Unidos.
Sharknado y 47 Meters Down son dos producciones recientes que también tratan sobre tiburones y su encuentro fatal con seres humanos.