¿Emily in Paris, Carrie Bradshaw, el mismo espíritu? Te damos nuestra versión de los hechos y dejaremos que tú soluciones esta cuestión. Dejemos de lado, por un momento, que la serie es un compendio inacabable de clichés y que los franceses están ofendidísimos de este relato. Olvidemos por unos cuantos minutos que el primer episodio transcurre tan de prisa, que parece una serie de Disney Channel o que la producción tiene problemas de presupuesto. (Las soluciones de esta historia son más rápidas que la caída de un yunque). Lo más importante aquí es: con tanta comparación hacia Sex and the City ¿puede ser Emily la Carrie Bradshaw de nuestros tiempos?
Para empezar, esto puede sonar a una pregunta necia y fuera de tiempo. No es lo mismo una protagonista en 2020 que en 1998. En los casos concretos que tenemos sobre la mesa, no es lo mismo una fashionista hoy que una a finales de los 90, en una ajetreada megalópolis como Nueva York. Sus trabajos obedecen a tendencias de sus respectivos momentos, así como sus inquietudes, dudas, pasiones y miedos. Pero teniendo a Darren Star como creador de ambas, las comparaciones no podrían hacerse esperar. Ante esto, te tenemos una noticia muy neutra: No. Emily jamás podría ser una Carrie. Y no porque el culto a SATC no lo permita o la devoción a Sarah Jessica Parker sea ferviente. Sino porque –como ya lo dijimos– son mujeres de mundos muy distintos. Ellas mismas son complejidades diferentes. Una no cabe en el universo de la otra o viceversa. Aunque eso no quiere decir que no tengan similitudes, claro. Sobre todo si son personajes diseñados por el mismo sujeto. ¿Cuáles podemos decir que están ahí?
Ciudades
Ambas protagonistas están fuertemente determinadas por las ciudades en que viven. Tanto en Nueva York como en París, Carrie y Emily hacen de dichas urbes parte de su pulso. Las calles y las experiencias cosmopolitas de estos lugares marcan el ritmo de todo lo que estas mujeres viven.
Moda y gráficos
Historias de amor
En cualquiera de las dos historias el amor por la vida, la profesión, las ciudades y a sí mismas es mucho mayor que a cualquier hombre. OK. Quizás no se cumple mucho cuando de galanes se trata, pero ésa es la premisa y está bonito que así se piense.
Al respecto, palabras de Lily Collins...
«Yo era una gran fan de Sex and the City. Creo que Emily es una gran fan de la serie. Estaría pensando en el episodio en que Carrie Bradshaw se va a París. Emily se parece mucho a mí y a mis amigas en que tiene iconos de la televisión y del cine a los que ha admirado y amado. Probablemente tenía carteles en sus paredes y notas adhesivas por todas partes con frases del programa. Tal vez pensó: ‘De acuerdo, si voy a ir a París, ¿qué haría Carrie?», ha dicho Collins para una entrevista. «Para mí era imposible no estar pensando en ello, como alguien que amaba Sex and the City y que tiene todos estos momentos icónicos de Carrie en mi mente. Cuando estás en la Plaza Athénée dices: ‘¡Dios mío, Carrie y el Sr. Big corrieron por este hotel!’ y, ‘Ella estaba en este puente’, o ‘Ella llevaba este tipo de atuendo’. Creo que eso es parte de lo que hace que esos programas y esas películas sean tan icónicos; son tan memorables y están siempre arraigados en tu mente cuando ves esos lugares», añade.