Esta es la historia de Anna Delvey, la mujer que engañó al jet set neoyorquino e inspiró a la serie ‘Inventando a Anna’ de Netflix.
Todos en Nueva York conocían su nombre. Ni siquiera Jay-Z en ‘Empire State of Mind’ podía jactarse de tener la fama que gozaba Anna Delvey, una aparente heredera europea que había llegado a la ciudad más cosmopolita del mundo para irrumpir en el mundo de las artes, los negocios y la filantropía. Tenía proyectos en mente, amistades poderosas y un nulo sentido del ahorro que la estableció como una leyenda entre quienes terminaban a su servicio. Sin embargo, la historia real de Anna Delvey es mucho más interesante de lo que cualquiera podría haber imaginado al verla con sus gafas Céline y su ropa de diseñador en las fiestas más exclusivas de NYC. Todo hasta que en 2017 fue detenida y encarcelada por haber ejecutado una de las estafas más absurdas de la historia del jet set neoyorquino. Así fue como Anna vivió una gran vida a las expensas de otros.
¿Quién es Anna Delvey?
La trama criminal comenzó a mediados de la década de los 2010. Anna Delvey, una chica rubia, delgada y aparentemente tímida, llegó a Nueva York proveniente de París, donde cubrió una pasantía en la revista Purple. En su historial también había trabajos pequeños en firmas de relaciones públicas e interés en la moda.
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En los eventos de la Gran Manzana, a los que se coló rápidamente, Anna hablaba poco de su vida y mucho sobre sus proyectos: quería rentar un edificio que funcionaría como galería de arte, iniciaría su propia fundación –nombrada The Anna Delvey Foundation– y buscaría establecer colaboraciones con figuras como Damien Hirst o Jeff Koons. Su complicada agenda, llena de reuniones con inversionistas y viajes por el mundo, parecía corroborar sus planes.
Sin embargo, nadie sabía quién era de verdad la chica de veintitantos años con un acento marcado y una irresistible necesidad por dejar billetes de $100 dólares como propina. Sus amigos pensaban que su padre era un diplomático ruso o un titán del petróleo o incluso un vendedor de antigüedades alemán. Los encargados de los hoteles en donde se alojaba creían que tenía dinero, pues nadie podría darse semejante vida de lujos y gastos sin ninguna preocupación. La imagen pública de Anna se desmoronó en cuanto alguien sospechó que había algo mal en todo eso.
Así fue la estafa de Anna Delvey
El 31 de julio de 2017, el diario The New York Post publicó una poco favorecedora fotografía de Anna bajo el titular ‘Wannabe de socialité arrestada por saltarse las caras facturas de hotel'. Ahí se explicaba que Anna había sido corrida del restaurante Le Parker Meridien en Nueva York después de intentar irse sin pagar la cuenta.
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Días antes, los hoteles Beekman y W New York - Downtown habían desalojado a la chica tras no pagar más de 21 días de estadía. Los gastos sumaban más de $12 mil dólares. Eso fue solo la punta del iceberg. Tras el primer arresto de Delvey, otros hoteles señalaron haber sido víctimas de sus artimañas. También lo hicieron sus amigos, quienes terminaron pagando por noches de estadía, vuelos de avión y otros gastos simplemente porque confiaban en ella. Las tarjetas de crédito de algunos de sus conocidos más cercanos –gente que incluso la dejó dormir en sus casas– se sobregiraron.
Sus planes a futuro y reuniones con potenciales inversionistas que los impulsarían también formaron parte de su estafa. Al menos 5 bancos confirmaron que Anna había pedido préstamos millonarios con los que financiaría sus proyectos. Como muchos la rechazaron al no poder acreditar la fortuna de la que presumía, la joven recurrió a fondos de inversión. El dinero que logró sacar de ahí, fue utilizado en su mayoría para pagar (o no pagar) su estilo de vida.
La historia real de Anna Delvey
En el verano de 2017, Anna Delvey fue arrestada en California y presentada ante las autoridades neoyorquinas para enfrentar seis cargos: hurto mayor e intento de hurto mayor y robo de servicios fueron los más notables. Según la investigación de la policía, Anna había fingido transferencias bancarias y pagado con cheques sin fondo en Estados Unidos y otros países del mundo.
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Su arresto también reveló su historia real. Anna Delvey no existía, no era una heredera rusa y tampoco tenía una gran suma de dinero como respaldo. De hecho, su apellido ni siquiera era Delvey, sino Sorokin, proveniente de una familia de granjeros en Alemania. Había convencido a sus padres de gastar su dinero en ella; les había prometido un futuro brillante. «Siempre pagábamos su alojamiento, su alquiler y otros asuntos. Ella nos aseguró que estos costos eran la mejor inversión. si alguna vez necesitaba algo, no importaba», dijo su padre a la revista New York.
En mayo de 2019, un jurado condenó a Anna Sorokin a entre cuatro y doce años de prisión. Fue ingresada en la prisión de Rikers Island –destino ideal para los criminales que suelen ser perseguidos por la Unidad de Víctimas Especiales de ‘La ley y el orden'– bajo el código 19G0366.
¿Qué pasó con Anna Delvey?
Anna Sorokin fue liberada por buen comportamiento en febrero de 2021. En esas mismas épocas, Netflix y la famosa productora Shonda Rhimes –responsable de hits como ‘Grey’s Anatomy’ y ‘Bridgerton'– le pagaron $320 mil dólares para llevar la “historia real de Anna Delvey” a la pantalla chica. El guion del proyecto, una miniserie de 9 episodios protagonizada por Julia Garner, estaría basado en el artículo ‘Maybe She Had So Much Money She Just Lost Track of It” de la periodista Jessica Pressler y publicado por The Cut.
Con el pago, Sorokin saldó sus deudas y multas, pagó su hospedaje en un hotel boutique de Manhattan, regresó a las redes sociales y contrató a un camarógrafo para que la siguiera en su día a día. Era como si su estadía en Rikers hubiese sido unas largas vacaciones incomunicada. Por si fuera poco, en enero del año pasado se enfrentó al COVID-19; dos meses después, las autoridades migratorias de Estados Unidos la detuvieron con intenciones de deportarla a Alemania. No por haber cometido múltiples crímenes, sino por haber sobrepasado su visado. A la fecha, Anna Delvey (como sigue haciéndose llamar) está esperando su destino. Todo mientras pasea con sus gafas Céline y su ropa de diseñador. En un mundo donde la sociedad ha hecho ídolos a auténticos ladrones, el turno de Anna de brillar está por comenzar.
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