¿Te ha pasado que, mientras haces ejercicio, de repente sientes que tus ojos se llenan de lágrimas? Aunque puede parecer raro, que te lloren los ojos al entrenar, es más común de lo que crees y aquí te explicamos por qué.
Cuando haces ejercicio, tus ojos reaccionan a ciertos cambios. Si estás al aire libre, el viento, el polvo o los cambios de temperatura pueden irritarlos. Incluso en interiores, cosas como el aire acondicionado o simplemente parpadear menos mientras te concentras en tu rutina pueden causar resequedad.
Además, el esfuerzo físico también juega un papel. El aumento en el flujo sanguíneo y la presión ocular que ocurre durante el ejercicio puede estimular la producción de lágrimas. También recuerda que el ejercicio puede liberar emociones guardadas, la mezcla de endorfinas, concentración y adrenalina a veces se traduce en lágrimas espontáneas.
La buena noticia es que esto no es motivo de preocupación. Pero cabe mencionar que si además de las lágrimas sientes dolor, enrojecimiento intenso o visión borrosa persistente, es mejor consultar a un oftalmólogo.
En resumen, esas lágrimas inesperadas son simplemente una reacción natural de tu cuerpo. Así que no te preocupes, sigue disfrutando de tus entrenamientos y recuerda que con lágrimas o sin ellas, lo importante es mantenerte activa y cuidar de ti misma.