Todas hemos vivido situaciones en las que nos vemos forzadas a expresar algo que no tiene nada que ver con lo que estamos pensando realmente
1. “Está bien.” Literalmente nada podría estar peor.
2. “Deberíamos salir por un café para ponernos al día.” Si quiero ponerme al día contigo, pero, inevitablemente, vamos a reencontrarnos dentro de seis meses y haremos la misma promesa.
3. "¡Ya casi llego!” Dejé mi departamento hace un minuto.
4. “Me acabo mi drink y después llegó a casa.” Voy a hacer muchísimo ruido en la cocina cuando llegue a casa a la 1 a.m. y quizá me haga algo de comer.
5. “Tu bebé está súuuuper lindo.” Todos los recién nacidos lucen igual.
6. "¿Cómo estuvo tu fin de semana?” ¿Cuánto tiempo tiene que durar nuestra charla amable, hasta que por fin pueda preguntarte si ya te besaste con ese tipo de contabilidad que tanto te gusta?
7. “No estoy buscando algo serio.” No estoy buscando algo serio... CONTIGO.
8. "¿Cómo te llamas?” No sé por qué estoy preguntándote esto. Estoy 100% segura de que no voy a acordarme de tu respuesta. ¿Ana?, ¿Sara? Ah, Carla, lo siento.
9. “Estoy a punto de subirme a mi coche. ¿Te puedo regresar la llamada?” Esta conversación necesita acabar en este momento.
10. “Creo que no podré salir esta noche. No me siento nada bien.” Me siento súper cómoda sentada en mi sillón viendo The Devil Wears Prada.
11. "¿Te importa que me coma la última rebanada?” Ya me la comí.
12. “No te preocupes.” Quiero matarte, literal.
13. “Odio el drama.” Soy la que usualmente empieza los dramas.
14. "¡Qué chistoso!” Ni siquiera sonreí.
15. “Tu gato está bonito.” Soy amante de los perros.