- Calidad antes de cantidad
¿Cuántas veces no te has vuelto loca queriendo comprar miles de pares de zapatos en las ofertas? (no estás sola, nos pasa a todas). Antes de hacer muchas pequeñas inversiones, te recomendamos invertir en un buen par que pueden durarte años, ya que los de mala calidad tienden a desgastarse muy rápido, además de causarte ciertas incomodidades.
Los materiales, además de proporcionarte soporte, deben amoldarse a tu pisada, busca fibras naturales que no irriten y dejen respirar tu piel. El acolchado del zapato es importante por tres razones: tu arco, empeine y el talón, que es donde se apoya 25% del peso de tu cuerpo.
- Guárdalos de manera correcta
No los amontones en el clóset o los expongas al sol, porque se decolorarán. En caso de no tener un espacio, la mejor opción es conservar la caja y almacenarlos de ese modo. Si tienes zapatos que casi no usas puedes utilizar hormas para que no se deformen.
CUIDADOS DE USO DIARIO
Para los zapatos nuevos se recomienda usarlos poco a poco para adaptarlos a la forma natural de tus pies. Tal vez hayas visto consejos en internet que te recomiendan aflojarlos utilizando unos calcetines gruesos para después aplicarles calor con la secadora. Esto podrá funcionar al principio, pero estarás dañando su diseño, y perderán su forma mucho más rápido. Por el contrario, pasar un poco de alcohol en el interior de los zapatos ayudará a prevenir rozaduras.
TIPO DE MATERIALES
En algunas zapaterías venden impermeabilizante para gamuza, ideal para cuando quieres utilizar ese par que te encanta en temporada de lluvia. Aplica tres capas del producto unas horas antes de salir, o la noche anterior, y olvídate de arruinarlos. Si por el contrario ya se encuentran manchados, y estás pensando en tirarlos porque crees que no tienen solución, te damos la buena noticia de cómo rescatarlos. Algunas zapaterías disponen de una goma hecha de caucho sin procesar, la cual borra las manchas, dejando tu par favorito impecable.
La gasolina blanca también es una buena alternativa, toma un pequeño cepillo de dientes con cerdas suaves y rocíalo con un poco del líquido, frota de modo delicado sobre la mancha con movimientos circulares, deja secar bajo la sombra y prepárate para que luzcan como nuevos. El jabón de calabaza es un clásico que se sigue utilizando para salvar este tipo de material. Espárcelo sobre el calzado con una pequeña brocha o trapo seco y deja secar bajo la sombra, después pasa un cepillo de cerdas metálicas sobre la piel para quitar el excedente del mismo.
Sin duda alguna, éste es uno de los materiales más delicados, ya que cualquier pequeño roce que tengas quedará registrado en tus zapatos como una cicatriz, pero tranquila, existen dos tipos de charol: el auténtico, que se realiza con varias capas de laca; y la imitación, que se estropean antes y requieren mayor cuidado. Utilizar vinagre para limpiar los zapatos de charol es una de las más efectivas, sobre todo cuando ya están muy sucios. Mézclalo con un poco de agua, humedece un paño para secar con el líquido y frota tus zapatos lentamente hasta sacar las manchas a profundidad.
Recuerda muy bien que el vinagre es un ácido, así que utilízalo con precaución, tallar bruscamente o humedecer mucho el paño puede dañar tus zapatos. Puedes sustituir el vinagre por alcohol y seguir los mismos pasos que en la combinación anterior. Pero si prefieres no arriesgarte por miedo a no ser lo suficientemente cuidadosa, la goma de borrar también saca manchas del charol.
El cuero puede ser un material muy duradero si se trata de la manera correcta. Cada vez que termines de utilizar tus zapatos pasa un paño seco sobre ellos para eliminar el polvo y guardarlos de un modo adecuado, sin apilarlos y lejos del sol. En tiendas especializadas de piel venden ceras especiales para mantener el cuero en buen estado, también en algunas zapaterías disponen de cremas para hidratar la piel y evitar que se abra. Puedes limpiar tus zapatos más a fondo empleando un paño húmedo y un poco de detergente. En un recipiente agrega un poco de agua y una cantidad pequeña de detergente líquido. Moja el paño y escúrrelo. Frótalo sobre la superficie en la dirección de la veta del cuero. Limpia nuevamente con un paño seco y déjalos un rato en la sombra. Si tu calzado sufrió un accidente con aceite o grasa y la mancha se rehúsa a salir, cúbrela con polvo, como almidón de maíz o talco. Déjalo reposando un rato y después de unas dos o tres horas quítalo suavemente con un cepillo de cerdas suaves. Después podrás limpiar la mancha de manera sencilla con la mezcla de agua y detergente.