Mantener un balance entre el trabajo y el entretenimiento ha sido un reto que hemos enfrentado por generaciones; sin embargo, las nuevas reglas laborales han hecho que desconectar la mente de la oficina a la hora de la salida ya no sea tan sencillo como antes, y fundimos cada vez más nuestros tiempos hasta llegar al blurring, un fenómeno que nos hace perder la perspectiva de cuáles momentos deben ser dedicados a las labores y cuáles al placer, disminuyendo la calidad de ambos. ¿A qué se debe? La razón principal es la posibilidad de trabajar desde el hogar y a estar conectados 24/7 a internet, pero también a la gran competencia en el mercado, a nuestro recién despertado sentido del FOMO y a la creencia de que podemos hacerlo todo, lo cual es posible, pero sin hacerlo al mismo tiempo.
Para saber si la línea entre uno y otro ya se volvió difusa para ti, responde:
1. ¿Qué seguimiento le das a tu trabajo al terminar tu jornada? A) Me siento abrumada por todas las tareas que tengo y si no hago algunas en casa, no puedo descansar.
B) Si tengo mucho que hacer, llevo algunos pendientes para terminar en casa, pero sólo en ocasiones urgentes.
C) Cero, cualquier asunto puede esperar hasta la mañana siguiente, o eso espero...
2. Si trabajas en casa, ¿tienes un espacio designado? A) No, a veces tengo ganas de trabajar en el comedor y en ocasiones en cualquier sillón frente a la tele.
B) No tengo un espacio porque creo que no lo utilizaría, si es necesario trabajo con la computadora sobre mis rodillas.
C) Sí, un lindo escritorio para no esparcir documentos por toda la casa.
3. Sé honesta, ¿con qué frecuencia consultas tus redes sociales en tiempo de oficina? A) En todo momento, tengo que calmar la lucecita que parpadea con una notificación.
B) Al menos cada hora, siempre que requiero distraerme.
C) De cero a un par de veces al día como máximo.
4. ¿Usas tu teléfono celular privado para recibir correos y llamadas laborales? A) Están unificados por completo, cuando suena puede ser mi jefe o mi mejor amiga.
B) Tengo activada mi cuenta de correo profesional para poder enterarme de algún asunto urgente, pero nadie tiene mi número.
C) No, preferiría tener dos líneas separadas antes de interrumpir mi serie con el mensa- je de un colega.
5. Cuando estás de vacaciones, ¿te mantienes al día con el trabajo? A) Sí, debo estar al pendiente para no perderme algún evento importante (ya sea por gusto u obligación).
B) Reviso mi correo una que otra vez, casi como costumbre, pero es nada más para quitarme el gusanito.
C) No. Dejo un mensaje automático de que estaré fuera de la oficina y ¡bye!
6. ¿Con qué frecuencia piensas en tu carga laboral? A) Tengo tantos pendientes que no sé por dónde comenzar, pienso que hasta sueño con ellos.
B) Me ha pasado, alguna vez he tenido que hacer una nota sobre algún asunto pendiente que recordé en plena comida con amigos.
C) En realidad, casi nunca. Aunque mi trabajo sea muy difícil, cuando llega el momento de salir no quiero pensar ni un minuto más en él.
7. Tu horario de oficina es más o menos así: A) ¿Cuál horario? Se supone que salgo a las 6, pero con frecuencia tengo días que llego a mi casa a las 11.
B) Es complicado, a veces puedo llegar tarde o salir temprano, pero lo compenso trabajando un poco los fines de semana. C)De 9 de la mañana a 6 de la tarde y ni un minuto más. 8. Así se ve tu fin de semana por lo regular: A) Si quiero tener una semana relajada, mejor solamente me tomo un día libre. B) Dame una hora para terminar este proyecto y después podemos ir al cine. C) Brunch, fiesta, Netflix. Repite.
RESULTADOS
La línea es invisible. Con tantas presiones corres el riesgo de caer en un burn out, establece límites para que comiences a recuperar el control de tu vida y disfrutar tu tiempo dentro y fuera del trabajo.
De vez en cuando dejas que una parte de tu vida invada a la otra, evítalo concentrándote al 100 mientras trabajas (cero redes) y no encendiendas tu laptop los fines de semana. Cada quien con su cada cual.
¡Felicidades por encontrar el balance! No es sencillo en este mundo hiperconectado, sólo procura que tampoco caigas en la despreocupación por tu empleo. Continúa esforzándote al máximo por cumplir con todo y a su tiempo.
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POR JESSICA MORENO