Está comprobado que las emociones son contagiosas, así que elige tu compañía con cuidado, pues de ellas depende tu actitud diaria. ¿Tienes una amiga tóxica? ¡Descúbrelo!
Imagina que ves en la calle a una persona estornudando y tosiendo como si no hubiera un man?ana y envuelta en pan?uelos sucios, ¿te acercari?as a darle abrazos y besos? Tu instinto de supervivencia te dice que ¡no!, porque esta? tratando de proteger tu salud fi?sica; sin embargo, ¿sucede algo parecido con la salud mental?
La biofi?sica Alison Hill, de la Universidad de Harvard, estudio? las emociones como si se trataran de cuadros infecciosos comprobando que, en efecto, se expanden tal y como si fueran gripe.
La empati?a es responsable de esto, porque en el pasado primitivo, el hecho de percibir co?mo actuaban los otros nos alertaba de posibles peligros y dolor.
He ahi? la razo?n por la cual las emociones negativas sean mucho ma?s contagiosas que las positivas, ya que segu?n su investigacio?n, una persona feliz es capaz de esparcir su alegri?a entre 9 y 11%, pero una triste puede hacerlo hasta en 50%. Y todo gracias a nuestro instinto de supervivencia. Si alguien te sonri?e, lo haces, si te fruncen el cen?o, tu? lo frunces de regreso, es asi? de simple.
Por supuesto que dejarte ?infectar? por la alegri?a de alguien no tiene nada de malo, el problema es cuando se trata de energi?a negativa, ya que un ambiente to?xico te provoca estre?s y tu? lo propagas, lo que genera un ci?rculo vicioso.
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Todo pareceri?a tan fa?cil como cortar las malas hierbas de tu vida de rai?z, pero hay dos problemas con este hecho: el primero es que no siempre estamos seguros de saber quie?nes son; el segundo, que la naturaleza nos dice que tenemos que ser capaces de leer las emociones negativas de la gente por nuestro propio bien, y saber controlarlas.
No podemos vivir en un mundo de arcoi?ris y mariposas porque nuestro instinto de supervivencia quedari?a apagado y no podri?amos librarnos de conflicto alguno, ya sea escapar de un tigre depredador, o ma?s probable, de un colega que nos tiene muy mala fe en el trabajo o de un amigo abusivo.
Ahora, entre ma?s sensible seas, ma?s propensa eres a contagiarte de los sentimientos de los dema?s, asi? que la u?nica solucio?n es prestar atencio?n a quienes te rodean... y a los que no.
Segu?n los autores de Social Networks and Happiness, Nicholas Christakis y James Fowler, las redes sociales tambie?n son un punto de infeccio?n, ya que estamos disen?ados para imitar gestos de manera involuntaria, aun si la persona no esta? directamente frente a nosotros.
Asi? que en este enredo de energi?a positiva y negativa multiplicado por tus amigos cercanos y tus 500 contactos de Facebook, ¿co?mo saber que? camino tomar?
La mejor manera de medir quie?n o que? momentos de tu vida son un peligro infeccioso, es hacer conciencia de tus emociones antes y despue?s de una situacio?n, por ejemplo, si llegas con una gran actitud al trabajo, pero despue?s de una hora junto a tu jefe ya no puedes esperar a salir de la o cina, o habi?as tenido un di?a perfecto con tu novio, y ese cafe? con tu amiga te tiro? el a?nimo, algo anda mal.
Analiza tus altas y bajas de humor y trata de localizar las fuentes que les dan boost y las apagan. No es una tarea fa?cil; sin embargo, ya que estamos lidiando con una reaccio?n fi?sica, al igual que trabajas tu booty con squats, es importante ejercitar tu capacidad de reconocer que? circunstancias te drenan y cua?les te impulsan.
Tal como sucede con cualquier enfermedad, tu capacidad de curacio?n es u?nica, pero a diferencia de un virus comu?n, so?lo tu? decides en que? momento quieres dejarte llevar por los sentimientos de los dema?s, ya que el trabajo de sanacio?n es 100% con base en la voluntad.
Deja de consumir chatarra (amigos y espacios mala vibra) y comienza a tomar ma?s vitaminas (gente cool y actividades que te encanten) y vera?s co?mo empiezas de nuevo a brillar.
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