Reírte de lo bueno es fácil, pero de lo malo ¡es todo un reto!
1. Sal de lo convencional
Mira la vida desde fuera del orden establecido y relaciona de vez en cuando ideas serias con absurdas. Un ejemplo es lo que en una ocasión dijo Felipe, el personaje de Quino (creador de Mafalda): “No dejes para mañana la posibilidad de encajarle a otro lo que tengas que hacer hoy”.
2. Sé niña otra vez
Al convivir con tus amigos, revive expresiones que usabas en la infancia: di “primis” para que te sirvan una copa a ti primero o “piedra, papel o tijera”, para definir posiciones cuando alguien quiere ganarte el lugar.
3. Juega con la cara
Cuando cuentes un chiste o anécdota graciosa, acentúa tus expresiones, frunce el ceño, levanta las cejas y “pela” los dientes; sólo así podrás convencer a los demás de tu decisión de divertirte... Y divertir.
4. Haz bromas
Tómate el tiempo para preparar simplezas. Por ejemplo, pregúntale a tu novio qué cosa extraña tienes adentro de la oreja, y en cuanto se acerque a investigar, lánzale un gruñido de tigre.
5. No temas al ridículo
Que no te preocupe que tu galán o amigos se rían de ti un ratito. Tu actitud juguetona estimulará el clima de confianza para reír. Por ejemplo, baila alocadamente una canción de Pitbull o imita caricaturescamente algún personaje de TV.