Te decimos rápidamente qué lleva una ofrenda de Día de Muertos y el significado de eso que definitivamente no puedes olvidar en ella. El Día de Muertos es, sin duda, una de las tradiciones mexicanas que más asombran en todo el mundo. Llama tanto la atención por su color y milenario fondo, que incluso ha sido de tema de estudio para diferentes investigadores a lo largo y ancho del planeta. Sin embargo, pocas veces es tratado o entendido como se debe; especialmente, cuando se hace desde el lado del espectáculo o el marketing. Inclusive en el mismo México. Por eso, es necesario entender que la ofrenda es un ritual que convoca a la memoria y muchísimo respeto en nuestro país. Que es una tradición muy colorida entre la devoción sagrada y la práctica profana (iglesia y ritos prehispánicos unidos) para estar cerca de nuestros muertos; para dialogar con su recuerdo y con su vida.
Y para comenzar, el significado de todo eso que lleva una ofrenda de Día de Muertos auténtica. Fiel y respetuosa de sus símbolos y legado. Recuerda que, según la creencia, una ofrenda no sólo es un memorial, sino una herramienta mística que ayuda a que el espíritu de los muertos regresen efectivamente al plano de los vivos por una noche.
El agua
Se ofrece a las ánimas para que apaguen su sed, después de su largo recorrido.
La sal
Un elemento de purificación. Sirve para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Velas y veladoras
Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad, por influencia católica, claro, se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa luz, fe o esperanza. Asimismo, es una guía para que las almas puedan llegar a sus antiguos lugares.
Copal e incienso
El copal es un regalo y es una fragancia de reverencia para los muertos. Se utiliza también para limpiar al lugar de los malos espíritus.
Las flores
Símbolo de festividad y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia de los muertos, además de que les brindan alegría. Con ellas también se pueden formar caminos para guiar a las ánimas en su trayecto.
El petate
Se usa para que las ánimas lo usen como mesa y cama tras su larga llegada.
El izcuintle
El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán —lugar de los muertos—. También se pone en forma de juguete para que las ánimas de los niños se sientan contentas y tengan con qué jugar.
El pan
Uno de los elementos más preciados en el altar y que se puede compartir entre vivos y muertos.
El gollete y las cañas
Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidos por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban. Una simbología que remite directamente al tzompantli prehispánico; un altar de cráneos.
El retrato
Como parte de los recuerdos personales que acompañan en la ofrenda. En ciertas ocasiones, éste se sustituye por otros objetos que alguna vez pertenecieron al ser querido en vida.
Papel picado
O telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas. Este adorno no es tan viejo como lo creemos, pero se ha hecho parte fundamental del colorido que caracteriza estas fechas en México.
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Recuerda: la ofrenda es un tipo de escenografía donde participan el recuerdo, el respeto, los vivos y nuestros muertos, quienes llegan a beber, comer, descansar y a convivir con quienes aún seguimos aquí.