Como adolescente, tenía esta fantasía: Yo + mi novio de la secundaria Thomas + nuestra boda = el mejor día de mi vida.
Había un vestido blanco, una fiesta que durara toda la noche, fuegos artificiales a las 12. Pero nada de damas de honor, NUNCA.
Mi boda real, fue el 16 de febrero de 2019, no incluyó damas (ni a Thomas). Y no me arrepiento. De hecho, podría haber sido la mejor decisión que he tomado en mi vida (no le cuenten a mi esposo).
Algunos facts: El costo de estar dentro del cortejo nupcial ha explotado a más o menos 24 mil pesos por toda la experiencia. Y mucha gente no tiene esa cantidad de dinero, o le gustaría gastarla en otras cosas. Recordemos que una novia se volvió viral hace unos meses por tener 34 damas. TREINTA Y CUATRO. Eso sería más o menos 800 mil pesos gastados en vestidos, fiestas, viaje de despedidas de soltera, spa, playeras, fotos, regalos, alcohol y ropa.
Y luego está todo el dolor de cabeza de tener que gastar tu tiempo libre en despedidas, comidas, desayunos y preparativos para la boda de alguien que ni siquiera pagará por su despedida de soltera.
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También estoy muy consciente que aunque muchas aseguran querer ser damas de sus mejores amigas, la experiencia acaba siendo una pesadilla. Llevo una cuenta de Instagram llamada @HeyLadiesBook en la que compartimos historias de miedo de bodas, muchas redactadas por las mismas damas. Es decir, hace poco una me escribió para decirme que su vestido parecía vulva.
Después de ver a tantas amigas sufrir con otras parejas, yo sabía que preferiría hacer todo sola.
Por suerte, mis amigas piensan igual que yo. Mi mejor amiga Karyne se rió en mi cara cuando le pregunté si estaba triste de no ser dama. “Es mucho más divertido ver todo desde los asientos baratos”, me dijo sin rodeos.
Novias escuchen: Todavía pueden ir con sus amigas a beber y a hacer todas las fiestas pre-boda. Este es el mejor de dos mundos, un sueño sin gastar 24 mil pesos.
Historias de terror de algunas damas:
“Mi tía se murió justo antes de la despedida de soltera de mi mejor amiga. Fui, pero estuvo quejándose de que estuve muy callada”.
Brooke, 31
“Fui la dama de honor en la boda de una amiga y cuando llegamos a la pisa de baile vimos que un pedazo del zipper de la novia no servía. Le pedí unas tijeras al mesero y le corté un pedazo del vestido. ¿Brillante o sabotaje? Nunca lo sabrá”.
Liz, 32
“Mi amiga, la novia, estaba tan estresada que le gritó a una de las damas por quejarse de la cantidad de maquillaje que nos estaban poniendo. La dama lloró. La novia lloró. Yo quería llorar del hartazgo”.
Iris, 29
Este artículo fue originalmente publicado en Cosmopolitan US