“Tuve un trío sexual con mi novio… y su ex”

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¿Te imaginas tener un trío sexual? ¿Te imaginas hacerlo con tu novio… y su ex? Este testimonio te dejará helada (o caliente).

“¿Qué te gustaría hacer antes de morir?”, me preguntó mi novio Daniel a finales del año pasado.

“Tener sexo con una mujer”, le respondí, sin dudarlo.

“Interesante”, dijo, asintiendo con la cabeza.

Poco sabía yo, que tres meses después, Daniel estaría parado en la esquina de mi habitación, mirándome teniendo sexo con otra mujer, antes de quitarse los pantalones y unirse.

Empezamos a salir el año pasado, e inmediatamente comenzamos a pasar mucho tiempo desnudos juntos en la cama/ en la cocina/ en su baño. U mes después, volví a mi ciudad natal para Navidad. Aunque las cosas se estaban poniendo serias, aún no éramos exclusivos. Entonces, aunque terminamos haciendo sexting la mayoría de las noches mientras no estaba, también pasé mi parte justa de noches besándome con mujeres en salidas nocturnas. Desde unos cuantos besos borrachos en la pista de baile, hasta que asomé la cabeza por debajo de la falda de otra mujer por primera vez en mi vida (todo mientras estábamos encerradas en un baño), y me la estaba pasando genial. Y porque quería ser honesta con Daniel, no se lo escondí.

“No es que me importe ni nada, pero ¿dirías que eres bisexual?”, me preguntó en un mensaje de texto una mañana. Le dije que no estaba exactamente segura: nunca había sentido la necesidad de poner una etiqueta a mi atracción por las mujeres; sin embargo, si lo hiciera, diría que me identifico más fuertemente como bi-curiosa.

“Entonces, ¿no estabas bromeando cuando dijiste que querías acostarte con una mujer?”, preguntó Daniel. “¿Cómo te sentirías con un trío?”. Aunque todo eso de que todas las mujeres bisexuales quieren tríos es el estereotipo más grande, hacerlo siempre había estado en mi lista de fantasías sexuales.

Daniel tampoco había hecho un trío, pero resultó que quería hacerlo. Me dijo que conocía a una mujer que estaría interesada, y que juzgando por las descripciones que le había dado de las mujeres que me atraían, era exactamente mi tipo.

Cuando le pregunté si ya se había acostado con ella anteriormente, me dijo que sí. Explicó que Grace era bisexual y había hablado de querer intentar un trío algún día. Daniel dijo que le preguntaría a Grace si se uniría y le enviaría fotos mias. Estuve de acuerdo.

Grace y yo nos seguimos de inmediato en Instagram, y ambas le dijimos a Daniel que nos encontrábamos atractivas. No sabía nada de ella, ya que Daniel nunca la había mencionado antes. Pero deduje que solo eran dos personas que habían tenido sexo y ahora eran amigos.

En las próximas semanas, los tres formamos un grupo de Snapchat y nos enviamos nudes entre fotos de nuestro día a día. Fue un equilibrio saludable.

Después de haber estado de regreso por casi un mes, regresé a la ciudad por trabajo y pasé el fin de semana en casa de Daniel. Le pedí que me contara un poco más sobre Grace. Después de todo, si íbamos a tener sexo, al menos quería saber más que su nombre de Instagram.

Al final resulto que, Daniel y Grace no eran solo viejos amigos… eran ex novios. La había estado viendo exclusivamente durante casi un año, hace tres años, pero solo se habían comprometido a una relación oficial durante unos meses antes de separarse.

Se separaron porque Grace se dio cuenta de que ella también estaba interesada en mujeres y quería explorar ese lado de su sexualidad de forma independiente. Daniel había apoyado a Grace en esto y los dos había seguido siendo amigos. Ocasionalmente tenían sexo casual.

Después de escuchar esto, me di cuenta de que si seguía adelante con el trío, iría en contra de todos los consejos que me habían dado: no tengas sexo con alguien que conozcan, corta todos los lazos con la persona adicional cuando hayan terminado, o contraten a una trabajadora sexual porque todo será profesional.

Pero no solo eran los consejos de otras personas nadando en mi cabeza, eran mis propios miedos. ¿Arruinaría esto mi relación con Daniel antes de que siquiera comenzara? ¿Me sentiría insegura, o que él la deseaba más que a mí? ¿Me pondría celosa? Independientemente de mis preocupaciones, sabía que todavía tenía curiosidad, y realmente me atraía. No podía sacarlo de mi mente.

Aproximadamente dos meses después de haber sugerido la idea, los tres fuimos a desayunar y llevamos a pasear a nuestros perros. Finalmente pude conocer a Grace en persona, ver cómo interactuaban ella y Daniel y escuchar chistes privados suyos que aguantaban la prueba del tiempo, incluso cuando su relación no lo había hecho.

Me di cuenta de que se preocupaban el uno por el otro, pero no sentí ninguna punzada de celos. Grace era el tipo de persona en la que podría confías, y sabía que podría ser honesta con ella si algo me incomodaba una vez que nuestra ropa estuviera en el piso, algo que no podía garantizar con un extraño total. Grace aceptó venir a mi casa una noche para que las dos pudiéramos estar un tiempo a solas. Y acordamos que Daniel podría unirse unas horas más tarde. Todos sabíamos lo que estaba pasando.

Durante toda la semana, Grace y yo vimos porno de tríos y nos enviamos capturas de pantalla de posiciones que queríamos probar. Nos enviamos fotos en lencería y hablamos sobre los colores y estilos que más nos gustaron. A veces, me detenía y comparaba mi cuerpo con el de ella, preguntándome si Daniel deseaba que me viera tan en forma y naturalmente hermosa como su ex. Sobre todo me perdí en disfrutar de su belleza yo misma.

Cuando llegó la noche, Grace y yo hablamos en el sofá sobre nuestras familias y nuestro trabajo, como dos buenas amigas que se ponen al día regularmente. Sin embargo, sabía exactamente cómo se veía su corsé rojo debajo de su suéter, porque yo lo había elegido. No podía esperar para ver cuánto mejor se veía en persona que en las fotos que me había enviado.

Una vez que llegó Daniel, todos nos movimos a mi habitación y abrimos una botella de vino. Después de hablar más y de tener las manos coquetas de Grace descansando sobre mis piernas, sus labios estaban sobre los míos y Daniel estaba besando la parte posterior de mi cuello.

Daniel se levantó para tomar un condón y terminó de pie en mi puerta, mirando a su ex novia y a su novia actual deleitarse en el cuerpo de la otra. Me chupó los pezones mientras lentamente empujaba mis dedos dentro de ella. Cuando la sentí gemir en mi piel pensé: “Mi lista de fantasías se está acortando”.

No pasó mucho tiempo antes de que me moviera y me colocara entre las piernas de Grace, antes de darle sexo oral. Mientras lo hacía, arquee la espalda, dejando espacio para que Daniel pusiera su pene entre mis piernas y me penetrara por detrás. Luego, probamos todas las posiciones que habíamos estado admirando.

Fui la primera en venirse, y Daniel me siguió poco después. Agotados, satisfechos y eufóricos, volvimos nuestra atención a Grace. Finalmente, dijo que probablemente no iba a tener un orgasmo, independientemente de lo excitada que estuviera, ya que nunca había sido una hazaña fácil. Daniel dijo que podía entenderlo.

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Daniel y Grace, se consideran dadores, es decir, encuentran más satisfacción en complacer a alguien más. Daniel susurró órdenes en mi oído cuando Grace llegó al clímax. Daniel lamió mi clítoris mientras que era el turno de Grace de tomar decisiones. Me di cuenta de que este deseo idéntico de dar más placer del que reciben probablemente creó una dinámica frustrante en su vida sexual y más de mis preocupaciones iniciales desaparecieron.

Cuando nos acostamos a descansar después del sexo, estaba claro que Daniel no sabía a quién debía prestarle atención. Grace dijo que sentía que no debería quedarse mucho más tiempo y me acurruqué entre ellos preguntándome si me estaba interponiendo en algún ritual posterior al sexo que ambos compartieron después de todos esos años.

Pasó otra hora y Daniel y Grace seguían diciendo lo mismo al mismo tiempo, riéndose de cómo sus mentes seguían tan entrelazadas. Entonces, Daniel comenzó a contar una historia de nuestra primera cita, y pude ver esa misma punzada de incomodidad que yo misma había sentido, pero ahora en el rostro de Grace. Tomé su mano y la apreté. Todos estábamos en una posición extraña.

Daniel y yo queríamos que Grace se quedara a pasar la noche, pero ella decidió no hacerlo. Nos besó a los dos en la mejilla al salir y mandó un mensaje al grupo de Snapchat para agradecernos por la noche una vez que llegó a casa a salvo.Cada uno le enviamos un mensaje de texto por separado diciéndole cuánto la apreciábamos y nos despertamos con un video de su cachorro.

Ahora, Daniel y yo todavía estamos felices juntos en una relación comprometida. Todavía le envío desnudos regularmente a Grace o le hablo de los nervios de la primera cita. Daniel y Grace ya no tienen sexo como solían hacerlo antes que yo, pero todavía van a su restaurante favorito cada pocas semanas.

Gracias a una dinámica poco convencional pero cómoda, pude explorar la fluidez de la sexualidad experimentando con una mujer en la que confío y adoro como persona.

Desde entonces, me he sentido más segura de expresar mi sexualidad a quienes me rodean. Y Daniel, he abierto con él un nuevo diálogo sobre más experimentación dentro de nuestra relación monógama. A pesar de ir en contra de todos los consejos que mis amigos me habían dado, seguir mis propias reglas para mi propia experiencia sexual fue la mejor decisión que pude haber tomado.

Este artículo fue originalmente publicado en Cosmopolitan UK