Testimonio de una sugar baby mexicana

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No te platicaré el lado cool de ser una sugar baby, es obvio. Te llevaré al revés, donde una especialista en empoderamiento que consulté fue clara: “No son mujeres realmente empoderadas”.

Por Jessica López Cervantes Volví a ver Memorias de una Geisha (2005); la primera vez tenía 25 años. Yo quería ser como Sayuri: vestir esos hermo- sos kimonos, maquillarme como ella, aprender el baile tradicional y tener una ceremonia del té con un hombre como el presidente Ken Iwamura. Aún me gustaría. ¿Pero, le pondría costo a mi mizuage? ¿Qué pensamiento lleva a una mujer a intercambiar su compañía por regalos, viajes, dinero para sus estudios o mantenerse? Las geishas solían ser niñas vendidas a las casas dedicadas a prepararlas en artes japoneses para entretener a hombres y mujeres, no les pagaban por tener sexo, aunque su virginidad era vendida al mejor postor, quien se convertía en su danna (amante) y le garantizaba financiar todos sus gastos. Te puede interesar: «No somos escorts o una prostituta»: así se siente ser una ‘sugar baby’ en México

Testimonio de una sugar baby en México

Paola, una chica mexicana de 19 años que ha tenido solo un daddy, lo buscó por “curiosidad”. Ella cuenta con un papá que cubre todas sus necesidades económicas, actualmente cursa la carrera de Ingeniería en Desarrollo y Gestión de Software, vive sola y, al escucharla, me pareció una joven tranquila, analítica, sensible y ecuánime. Me platica que su daddy le regaló una laptop, le depositaba dinero, la visitaba en Pachuca (donde ella vive), o ella iba a la Ciudad de México donde él la invitaba a restaurantes o a pasear. También lee: Los sugar daddies están de moda en México; es el país con más según una app

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Foto: Getty Images

Pao no le hacía preguntas acerca de su vida; “no quería saber, para evitar profundizar en la relación”, así que desconocía si era casado, o en qué trabajaba... Ella suponía que él tendría como 45 años y –evidentemente– gozaba de solvencia económica; se conocieron por la app MySugarDaddy, llegaron al acuerdo de verse, salir y tener sexo, lo hicieron durante seis meses: —Él siempre me daba lo que pedía, cuando lo pedía y me trataba bien. —¿Te gustaba físicamente, Pao? —No. —¿Te gustaba el sexo con él? —No. —¿Por qué terminó la relación? —Se convirtió en solo sexo por dinero y eso ya no me hacía sentir bien. Te interesa: Famosas que se casaron con hombres mucho mayores que ellas

EL ATRACTIVO Y *AUTÉNTICO* INTERCAMBIO

The Carlson Law firm expone en su página web que las relaciones sugar “son una práctica transaccional de citas típicamente caracterizada por una persona mayor, más rica, y otra más joven que necesita ayuda financiera, en una relación de beneficio mutuo”. En tanto, el comunicado de My Sugar Daddy dice que una baby “es una joven que busca experiencias sociales fascinantes que normalmente no están a su alcance por la etapa de vida en que se encuentra (el promedio de edad de las mujeres en la app es de 23 años), que se siente atraída por hombres mundanos exitosos (empresarios, académicos y directivos), quienes saben tratar adecuadamente a las mujeres”. Estos hombres, de acuerdo con Alondra Téllez, directora de comunicación de My Sugar Daddy con quien tuve entrevista, son tipos “quizá con mucho trabajo y poco tiempo para buscar una pareja en la vida real; justamente lo que cubre una app de citas es la rapidez de encontrar a alguien a través de los filtros, que tenga los mismos intereses. Por supuesto, son personas que buscan una relación con menos compromiso, un poco más abierta, más transparente que una relación tradicional, porque todos los términos se dejan estipulados antes de que la relación comience”.

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Foto: Getty

¿Y será por esto que buscan a chicas jóvenes que no quieran aún una relación de compromiso? Abrí mi perfil en la app... me registré y elegí los rangos para mi daddy. Puse que tenía 30 años. Hasta este momento, después de dos meses, tres me han escrito para invitarme un café; ninguno de ellos son candidatos para mí porque no me gustan, bueno,quizá el escritor norteño de 56 años y ojos color marrón sí, por interesante, pero desde el 10 de junio no continuó nuestro chat. No puedo aseverar nada, simplemente hacer cuestionamientos.

“Vivimos con la ley del orden invertida, se busca primero el tener, después el hacer y por último el ser. Cuando para sentir plenitud primero debemos ocuparnos en el ser”.

Alondra opina que ellos desean “dejar fuera la parte aburrida de las relaciones y solo pasarla bien”; yo suelo reflejar una personalidad muy estructurada. También afirma que estos hombres suelen convertirse en “un apoyo emocional o eco- nómico para desarrollarse en la vida, un mentor que te va guiando en tu carrera profesional”; me aseguré de hacerles saber que deseaba apoyo para concretar mi objetivo futuro de rentar pro- piedades y así tener más tiempo para viajar. Y de mi físico, ok, subí mis fotos más atractivas pero no en bikini, no en la tina y ninguna nude: “No tenemos información precisa, pero sí existe un perfil de sugar baby, una chica joven, preocupada por su cuerpo, que viste bien, le gusta ir al gimnasio; aunque hay para todos los gustos”, me dijo Alondra; así que... esperaré a que mi gusto por el gym y figura esbelta atraigan mejores opiones (mi amigo –en la vida real– empresario de 43 años y soltero colmilludo, exclamó al ver mi perfil: “yo sí pagaba”).

¿Pero... *Yo necesito* un daddy?

¿Realmente, podría aceptar su dinero a cambio de mi cuerpo, tiempo, emocionalidad y seguridad? (Nota: el feminicidio de Yrma Lydya, asesinada a los 21 por su esposo de 79 años en junio pasado, me recuerda la personalidad con la que Eli define a los daddies: “En general, son narcisistas, hombres de mucho poder, con dinero, a quienes les gusta tener el control; o eternos Peter Pan que desean seguir en la diversión, o con miedo al compro- miso”). El intercambio va más allá de un cómodo estilo de vida por un convivir, platicar, salir, disfrutar, experimentar y tener sexo.

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LAS LETRAS CHIQUITAS SOBRE SER UNA SUGAR BABY

—¿Pao, dijiste a tu papá, o amigas que eras una sugar? —No. Una vez a una tía le dije que una amiga lo era y ella me respondió que allá ella. Paola fue la primera chica que aceptó compartirme su testimonio, otras a quienes les pregunté no aceptaron. Me pregunto si se sentirían avergonzadas, o no tan bien consigo mismas para exponerse (los comments de la Comunidad Cosmo me despertaron este pensar). Eli Martinez me explica: “El vacío existencial en las nuevas generaciones es una pandemia. Por eso entran en cualquier conducta y situación que les pueda llenar ese vacío, una forma es a través de las relaciones tipo las sugar dating, pero es algo que deriva en cosas peores, como el alcoholismo, drogadicción, depresión, embarazos no deseados, ansiedad, porque en realidad no están bien consigo; lo primero es sanar el alma y estas chicas no han sanado”. Entonces vuelve a mí lo que Pao contestó cuando le pregunté qué le gustaba de su daddy: “Era atento, se preocupaba por mí, me preguntaba qué necesitaba, si estaba bien, me cuidaba, me decía que yo le gustaba mucho y que tenía un cuerpo muy bonito”. También lee: Google prohibirá las apps de ‘sugar daddy’ en Play Store

UN BUEN REVÉS

Querida amiga Cosmo, porque obvio te quiero aunque no te conozca y deseo que estemos bien, como humanas y género, te invito a hacer una reflexión antes de elegir quién será nuestro daddy, incluso antes de decidir tenerlo. Ahora sabemos que el rol que estaríamos aceptando es el de “un objeto”, porque ellos sí buscan mujeres bonitas que no les den mayores problemas. Así que... ¿Vamos a seguir fomentando la cultura y psique machista? En el fondo, todos los humanos y, aún, especialmente las mujeres por la psique que nos construyeron al crecer (niñas vestidas en color rosa) y cómo funciona nuestro cerebro, estamos deseosas de encontrar una relación significativa, más si no hemos trabajado nuestras carencias afectivas; entonces... ¿no será mejor buscarla con una persona que te valore por todo tu ser?

Egresada de la Universidad Iberoamericana. Comunicóloga con 10 años de experiencia en Editorial Televisa (Cosmopolitan, Seventeen, Tú, Caras, Eres y Liverpool). Escritora de novela romántica (Autora de la editorial Colección Mil Amores).