En un mundo donde se habla cada segundo sobre el abuso físico, todavía mueren 10 mujeres al día en México por feminicidio.
En Cosmopolitan nos tomamos esto muy en serio y te presentamos la terrible cara de la violencia desde el punto de vista de las víctimas y la perspectiva de los especialistas.
Felipe era un niño cuando comenzó a ver la violencia en su hogar. Su madre lo protegía a él y a sus hermanas lo más que podía, pero con ella misma la historia era diferente.
Su tristeza infantil no solo era por los golpes que recibía: le dolían también los que su madre enfrentaba cada día. Aun hoy, siendo un adulto, recuerda todo lo que pasó hasta que ella decidió abandonar a su esposo. Aunque por suerte lograron salir adelante, cientos de miles de víctimas no pueden contar esta historia; según Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios, A.C., por lo menos 10 mujeres mueren al día en México a causa de la violencia física, y 3 de 5 han sufrido abuso, acoso u otro tipo de agresión en sus vidas. Mujeres con golpes en el rostro y heridas harían la cosa más “fácil”, pero esta realidad puede no dejar rastros visibles de sus daños. Un ejemplo es el de Felipe* quien junto a sus hermanas y familia, vivieron con menos de 20 pesos al día en uno de los barrios más violentos de Ciudad de México, huyendo de la persona que debía quererlos, cuidarlos, mantenerlos y tenerlos unidos: su papá.
Así comienza
Ximena O.R. escuchaba a su ex pareja con naturalidad: aunque no hubo golpes o malas palabras, oír que “estaba loca” o que no era “digna” de estar con él se convirtió en su día a día. “Con el tiempo me di cuenta de que era abuso verbal. La gente piensa que tienen que ser groserías y no: el que me dijera que no podía comerme un postre porque estaba gorda también es abuso. No me quería dar cuenta de lo que había entre nosotros, para mí y para muchos era la relación perfecta, pero internamente sabía que lo peor fue haber extendido dos años lo que no debió existir más de 8 meses”. La mayor parte de los hombres que abusan de su estatus en una relación comienzan con gestos que deben llamar nuestra atención, ya sea que te critique por tu libertad, por tu forma de hablar, de verte, de ser, o que te llame con nombres ofensivos. Viendo hacia atrás me percato de que todas hemos estado en ese momento que Ximena cuenta: nos hemos visto envueltas en un empujón, en permitir que él nos llame “puta” o algo peor. Tratamos de ocultar la realidad, no nos permitimos entender que eso se manifestará cada vez con más violencia. “Las mujeres tenemos que empezar a identificar que el amor no duele, que las relaciones de pareja no deben significar dolor, ni cambiar tu forma de ser, de dejar de hacer cosas que te gusten, que te alejen de las personas que te aman. Las relaciones de pareja no tienen que ver con el sufrimiento o control. Identifiquemos las primeras señales en este tema de violencia y si estamos en una relación donde hay manipulación hasta sentir que dejamos de ser nosotras mismas, o que nuestra vida corre peligro, pidan ayuda”, explica Figueroa Morales.
¿Puede cambiar?
Perla y Juan Carlos presumían de una relación excepcional: se llevaban bien, salían y les gustaban las mismas cosas, pero él tenía un carácter burlón y hablaba con desdén sobre los logros que tenía Perla. La primera vez que Juan Carlos le pegó, ella sintió que se lo merecía pues fue a una fiesta a la que él le pidió no ir, pero su mamá le advirtió de su error. Al día siguiente él llegó a verla con un ramo de flores, diciendo que iba a cambiar, pero Perla le cerró la puerta y decidió seguir su camino. Juan Carlos publicó fotos íntimas en redes sociales y la acosó en el trabajo hasta que ella se atrevió a denunciarlo, convencida de que esa primera vez pudo convertirse en una vida de golpes que ella no quería tener, pero que sí le ocurre a miles de mujeres todos los días, lo que nos ha llevado a tener al 56% del territorio nacional en Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres. Según estudiosos del tema, las personas pueden llegar a cumplir 7 años con parejas abusivas: “Salir de esta forma en que se percibe el mundo, donde se excusa el maltrato y se valoran actitudes agresivas en los hombres, es lento y viene precedido de un entrenamiento social desde el nacimiento. Si no se han cuestionado estas creencias sociales acerca de lo que implica ser mujer y ser hombre, es fácil volver a caer en una relación con el mismo perfil de hombre”, advierte nuestro especialista, Javier Robles Ojeda.
¡Alerta!
“Pasé varios días en el hospital sin saber cómo llegué ahí. Era la tercera vez que Miguel me golpeaba y entendí que debía pedir ayuda. No era el primero que me pegaba, lo veía normal. Mi papá siempre fue violento con nosotros y mi mamá le permitía que incluso lo fuera con ella, así que en verdad yo no conocía otra forma de amar ni sabía qué de mí pudiera atraer a otro tipo de hombres”. La confidencia de Mónica* es una de las más abundantes en los refugios de México. “En la Red Nacional de Refugios hay 70 espacios de protección, lugares especializados para atender a mujeres víctimas de violencia, y representamos a nivel nacional más del 70% de los refugios que hay en el país”, cuenta Figueroa Morales. “Sin generalizar, los hombres que ejercen la violencia física, psicológica, sexual o económica, saben que eso va a causar un daño. Una persona que usa la violencia siente que es natural y lo justifica siempre”. Hoy, con todo lo que se ha dicho sobre el abuso, muchas mujeres no identifican a alguien en sus vidas como violento, pero cuentan con amigas, familia, etc., que sí se per- catan que ese moretón en el brazo no parece por una caída o se alarman por una cuarta fractura. Necesitamos seguir con los ojos muy abiertos para darnos cuenta si alguien está sufriendo y teme decir algo. “La violencia en la pareja se ha visibilizado, existen mujeres que no se apegan al rol de género tradicional de sumisión y hombres que se alejan del guión social de ejercicio violento de poder. El maltrato físico hacia las mujeres sigue existiendo al igual que personas y grupos que tratan de minimizarla, provocando algo que llamo ‘efecto zombie’: pensar que la violencia hacia las mujeres ha muerto, cosa que no debe pasar”, nos alerta con razón Javier Robles.
No es no
Tanto Wendy como Javier coinciden que el primer paso para salir de una relación de este tipo es darte cuenta de que se ha convertido en un calvario y que necesitas apoyo. No tomes a la ligera el consejo y decide llamar a una línea de ayuda o denunciar. “Evita guardar silencio y mantén contacto con algún familiar o persona de confianza”, comparte Robles, mientras que Figueroa Morales aconseja: “Todos los niveles de violencia son importantes, no hay que minimizarlos: si te critica cómo te vistes, si te controla o se burla de ti, son señales, debes trabajar tu autoestima y frenar relaciones dañinas. Se nos ha enseñado a ser perfectas y a no demostrar nuestros sentimientos, pero tenemos derecho a ser como somos y a tener una relación de amor, sin que se nos juzgue. El amor no puede doler, sin importar los estereotipos sociales o lo que la gente diga. Si estamos en peligro debemos correr y encontrar a personas que nos apoyen y nos den herramientas para salir adelante.
Pero yo lo amo...
Una de las razones por las que una mujer se queda en una relación de este tipo es el amor, o la idea que tiene de amar. Por lo general los hombres que las violentan tienen daños psicológicos graves y manipulan a su antojo; si conoces alguien en esta situación o que ya la vivió, no la juzgues, podría estar viviendo una batalla entre sus sentimientos y la realidad. Si sientes que algo no está bien en tu relación llama a centros de ayuda, ve a un terapeuta o busca apoyo; recuerda que está bien amar, lo que no es correcto es que te duela. Por: Berenice Villatoro
Este artículo fue originalmente publicado en nuestra edición impresa:
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