Hay momentos en una relación en los que la intimidad deja de sentirse igual. No es que el deseo desaparezca de un día para otro, pero poco a poco algo, simplemente cambia. Tal vez el sexo ya no te emociona como antes, los besos se sienten forzados o simplemente el contacto físico dejó de ser algo que quieres. Si esto te ha llevado a dudar si sigues amando a tu pareja, puede que poner atención a lo que sientes en esos momentos puede darte algunas respuestas.
Antes, estar juntos era algo especial, que de solo pensarlo te emocionaba, ahora la intimidad se ha convertido en una rutina, una tarea más en tu día a día, y lo peor es que si desapareciera, probablemente ni lo notarías. No solo se trata del sexo, sino de cualquier muestra de afecto. Si los abrazos ya no te hacen sentir querida y los besos han perdido su magia, tal vez no sea solo una fase pasajera. Nuestro cuerpo suele reaccionar antes de que nuestra mente lo procese, y cuando evitamos el contacto sin razón aparente, puede ser porque, en el fondo, algo cambió.
Es normal encontrar a otras personas atractivas, pero cuando pasas más tiempo imaginando cómo sería estar con alguien más que disfrutando el presente con tu pareja, quizás sea momento de preguntarte qué te está faltando. La conexión emocional es una parte clave de la intimidad, y cuando desaparece, el sexo deja de sentirse como un momento especial y se vuelve algo vacío.
Si la falta de intimidad no te molesta, y podrías pasar semanas sin contacto físico sin que eso te genere inquietud, es una señal clara de que algo se ha apagado. En especial si ahora encuentras cualquier excusa para evitar estar a solas con tu pareja.
Si te identificaste con estas actitudes, lo mejor que puedes hacer es ser honesta contigo misma. Pregúntate si es un bache en el camino o si realmente ya no sientes lo mismo. A veces, la costumbre nos hace quedarnos en una relación incluso cuando sabemos que algo ha cambiado. No todas las historias de amor duran para siempre, y eso está bien.