Los besos son una de las formas más íntimas y especiales de conectar con alguien. Pueden ser el inicio de una gran química… o el motivo por el que esa chispa se apaga sin que te des cuenta. Y lo cierto es que, si no estás besando tan bien como crees, tu pareja probablemente no te lo dirá para evitar herir tus sentimientos. Pero el cuerpo no miente, y hay señales sutiles que podrían delatar la verdad.
Evita besarte por mucho tiempo
Si tu pareja corta los besos rápidamente o prefiere darte solo besos “de piquito”, podría ser una señal de que la experiencia no es tan placentera como debería. Un estudio publicado en la Archives of Sexual Behavior (2019) reveló que los besos prolongados liberan oxitocina, la hormona del apego. Si esos besos no se están dando… algo falta.
Se inclina hacia atrás o se pone tenso
¿Notas que tu pareja retrocede un poco cuando te acercas? Este movimiento involuntario puede ser un intento discreto de esquivar un beso poco agradable. Según la psicóloga Barbara Greenberg, las reacciones corporales son honestas, incluso si las palabras no lo son.
No te regresa los cumplidos
Si tú sueles decir cosas como “Me encanta besarte”, pero solo recibes un “Oh, gracias” o una sonrisa forzada como respuesta, podría ser una señal de que no siente lo mismo. La falta de entusiasmo suele ser una gran pista.
Desvía la atención a otra cosa
Si cada vez que inicias un beso, tu pareja rápidamente cambia la atención a un abrazo, una caricia o una conversación, es posible que prefiera evitar la experiencia sin herir tus sentimientos.
Ahora bien, si notas algunas de estas señales, tranquila, no se trata de alarmarse, sino de verlo como una oportunidad para mejorar. Nadie nace siendo experta en besar, y lo más importante es la comunicación y la disposición para aprender.
Si sospechas que tus besos no están generando la magia que esperabas, puedes empezar por observar las reacciones de tu pareja. También es válido preguntar, sin dramas: “¿Te gustan así mis besos o prefieres algo diferente?”.
Al final, besar bien no es solo cuestión de técnica, sino de conexión, atención y, claro, un toque de pasión compartida. Si estás dispuesta a mejorar, seguro tu pareja también lo estará.