Si últimamente sientes que tu pareja evita la intimidad o que simplemente ya no muestra el mismo entusiasmo de antes, es inevitable preguntarte qué está pasando. Aunque sabemos que el deseo sexual cambia con el tiempo, cuando el desinterés se vuelve constante, podría ser momento de prestarle atención.
Excusas en exceso
Un “hoy estoy cansado” o “tengo mucho trabajo” son razones válidas de vez en cuando, pero si siempre hay un pretexto para evitar el sexo, algo puede estar afectando su deseo. Antes, encontraba el tiempo para estar contigo, pero ahora cualquier motivo es suficiente para posponer el momento.
Poco o nulo contacto físico
Las parejas que disfrutan su intimidad suelen compartir gestos de cariño fuera de la cama: abrazos, besos y caricias espontáneas. Si notas que incluso estos gestos han disminuido o se sienten forzados, la conexión emocional también podría estar en crisis. Y cuando finalmente tienen relaciones, ¿se siente mecánico, sin ganas o como si lo hiciera por compromiso? Si el sexo se ha vuelto rutinario y sin pasión, es probable que su interés haya cambiado.
Atención muy dispersa
Si antes buscaba momentos a solas contigo y ahora prefiere pasar más tiempo en su cel, en videojuegos o quedándose muy tarde en el trabajo, es una alerta de que la intimidad ya no es una prioridad para él. Y si al intentar hablarlo se pone a la defensiva, cambia de tema o lo minimiza, la falta de comunicación puede ser otro obstáculo que impide solucionar el problema.
Ahora bien, antes de sacar conclusiones apresuradas, recuerda que la libido puede cambiar por muchas razones, ya sea estrés, problemas emocionales, cambios hormonales o inseguridades personales. Al final del día, la clave es hablarlo sin culpas ni reclamos. Pero si el desinterés es profundo y no hay interés de trabajar en la relación, quizás sea momento de preguntarte qué es lo mejor para ti.
