Independientemente de la preferencia sexual, sabemos que las ideas alrededor de la sexualidad giran exclusivamente en torno a la penetración. No es que sea malo, pero es importante entender que una vida sexual plena no depende de una sola práctica, sino de la conexión, el placer y la exploración mutua.
La intimidad puede ser tan intensa y satisfactoria sin penetración como con ella. Besos profundos, caricias, masajes eróticos, juegos sensoriales y el simple contacto piel con piel pueden despertar sensaciones igual de placenteras. Por ejemplo, la masturbación mutua no solo es una forma de placer, sino también una herramienta para conocer mejor el cuerpo del otro y fortalecer la confianza en pareja.
El sexo oral también es otra alternativa que puede brindar orgasmos intensos y una gran satisfacción. La clave está en poner atención a las reacciones de la pareja y disfrutar del proceso sin prisas ni expectativas irreales. También hay prácticas como el sexo tántrico, que se enfoca en la respiración, la energía y la conexión emocional, creando experiencias profundas sin necesidad de penetración.
Más allá de verlo como experimentar o implementar nuevas prácticas, es bueno que poco a poco nos vayamos separando de la idea del “coitocentrismo”. Lo cuál es fundamental para ampliar nuestra visión sobre el placer. La sexualidad no tiene que ser de una sola manera, se trata de descubrir qué nos hace sentir bien y nos conecta con nuestra pareja.