Puede que atraigas una pareja marcada por esa herida de la infancia y no te hayas dado cuenta. Aquí conoce todo sobre el tema.
Dicen que infancia es destino y si nuestra niñez estuvo marcada por heridas profundas o numerosas, algunos rasgos tóxicos de nuestros padres o cuidadores se pueden filtrar en nuestro ideal del amor y llevarnos a buscar esa misma clase de “cariño” a medias, dañino o abusivo. ¿Por qué buscamos pareja que se parecen a quienes abrieron nuestras heridas de infancia? También lee: ¿Cómo mejorar tu autoestima sexual? 5 estrategias para lograrlo Hay dos razones principales por la cuales esto ocurre, por un lado, se trata del tipo de “amor” con el que estamos familiarizados y que podemos reconocer más fácilmente, aunque no sea saludable. Por otro, puede ser que inconscientemente estemos buscando revivir situaciones traumáticas de la infancia para intentar darles un final diferente. Estos mecanismos inconscientes de compensación nos convierten en la “víctima” o “victimario” perfecto del niño interior herido de otros y es allí donde aparecen las típicas díadas tóxicas, como la codependencia. Si tu historial amoroso está plagado de patrones decepcionantes y repetitivos, relaciones que no duran o de las que no logras escapar aunque te lastimen, entonces es muy probable que algunas situaciones no resueltas te sigan afectando. Por Ariadna Pulido, psicoterapeuta sexual. @aripulidog
¿Qué tipo de pareja atraes de acuerdo con tu herida de la infancia?
Herida de abandono: parejas sin disponibilidad. La herida de abandono se genera cuando uno de nuestros cuidadores se va de casa o nunca está emocionalmente disponible para nosotros. Cuando somos pequeños, solemos pensar que esto es de alguna manera nuestra culpa, como si no hubiéramos sido lo bastante “buenos hijos” como para que papá se quedara, por ejemplo. Cuando arrastramos este lastre emocional, en la edad adulta elegimos amar a individuos que tampoco están 100% disponibles y presentes, por ejemplo, personas que ya tienen pareja, que viven lejos o que se dejan absorber demasiado por el trabajo. El mecanismo psicológico de compensación detrás de esto es que estamos proyectando en esa relación al padre que nos abandonó y tratamos de convencerlo por cualquier medio posible para que “regrese a nosotros”. Herida de humillación: parejas tiranas o maltratadoras En este caso, si hemos sido criados por cuidadores que nos criticaban y hacían sentir mal cuando expresábamos nuestros sentimientos, necesidades, intereses o puntos de vista, esta herida, nos puede llevar a buscar parejas maltratadoras o agresivas porque sus constantes ataques nos remiten a esa época en que nuestros padres nos convencieron de que nos castigaban o agredían “porque nos querían y estaban educando”. Así, confundimos el abuso físico, psicológico o verbal con muestras de interés o de afecto y al mismo tiempo, creemos que es nuestra obligación “apaciguar” al otro. Herida de rechazo: parejas demandantes Esta herida aparece cuando en la infancia no logramos darle gusto a nuestros padres o cuidadores por mucho que nos esforcemos y siempre nos sentimos desplazados en favor de otras personas o compromisos, por ejemplo, un hermano que claramente recibe más atención o actividades que nuestros padres prefieren hacer antes que pasar tiempo con nosotros. El rechazo y el abandono pueden llevarnos a repetir patrones muy similares en nuestra búsqueda de pareja, aunque en este caso también puede ocurrir que nos relacionemos con una pareja que sí está disponible, pero que siempre está exigiendo más y más de nosotros, hasta drenar todos nuestros recursos emocionales o económicos, nuestra energía o nuestro tiempo. Herida de traición: parejas poco confiables La herida de traición surge cuando alguien en quien habíamos depositado toda nuestra confianza hace algo que nos lastima profundamente o destruye a la familia, por ejemplo, un padre alcohólico y eso nos lleva a acostumbrarnos a relaciones emocionales ambivalentes y confusas como si fueran normales. En estos casos, solemos vincularnos de manera inconsciente con personas que muestran claras señales de inestabilidad y egoísmo, aunque en un inicio se muestren encantadoras y amorosas. Detrás de este patrón muchas veces se encuentra la necesidad oculta de “salvarlas de ellas mismas”. Herida de injusticia: parejas abusivas Finalmente, si fuimos sometidos a toda clase de injusticias cuando éramos pequeños, ya sea de parte de nuestros padres o porque la situación en casa era muy precaria, en la edad adulta podemos llegar a empatizar en exceso con gente abusiva que se victimiza para poder aprovecharse de los demás. Al cargar una herida de injusticia, nos cuesta mucho trabajo prestar oídos sordos a las exigencias de los demás, aunque sean completamente desproporcionadas, porque no podemos evitar identificarnos con esa persona que “sufre” y tratar de ayudarla es una forma de compensar la ayuda que no pudimos brindarnos a nosotros mismos o a nuestros seres queridos en el pasado. Recuerda que la teoría psicológica de las heridas de infancia nos puede ayudar mucho a identificar patrones autodestructivos y sus causas, pero no es una explicación universal porque cada caso y cada persona es distinta. La mejor manera de identificar en dónde están tus bloqueos y de dónde vienen las creencias que te limitan hoy en día es de la mano de un psicoterapeuta profesional. ¿Qué tipo de pareja atraes de acuerdo con tu herida de la infancia? No te vayas sin leer: Elimina las excusas de tu vocabulario y encuentra el éxito ¿Cómo salir de la codependencia sexual? Fidelidad: 3 ejercicios eróticos para proteger tu relación Parejas saturadas: Características y cómo evitarlas