Las microagresiones sexuales son comentarios, acciones o actitudes que parecen pequeñas o inofensivas, pero que en realidad refuerzan estereotipos de género, cosifican a las personas o invalidan sus experiencias sexuales y emocionales. Aunque no son tan evidentes como el acoso o la violencia sexual directa, pueden tener un impacto negativo significativo en la autoestima y la percepción de las relaciones.
Algunos ejemplos comunes de las microagresiones sexuales son los siguientes:
Comentarios sexuales no solicitados:
Frases como “con ese cuerpo seguro consigues lo que quieras” o "¿por qué te preocupas por estudiar si con que te cases tienes la vida resuelta?”.
Cuestionar decisiones sexuales:
Decir cosas como "¿Por qué no tienes novio? Seguro eres muy exigente” o "¿Por qué te vistes así si no quieres atención?”.
Presiones sexuales disfrazadas:
Comentarios tipo “si me quisieras de verdad, harías esto por mí" o bromas que minimizan la falta de consentimiento.
Al final del día, las microagresiones sexuales no son solo “pequeños comentarios”, son una forma de constante de practicar dinámicas dañinas. Reconocerlas y actuar frente a ellas es clave para construir relaciones más igualitarias y respetuosas. Recuerda que tu voz importa y que está bien exigir respeto, siempre.