Si te has preguntado qué sienten los hombres al tener un orgasmo, la respuesta más obvia sería “placer”, pero la verdad es que hay mucho más detrás de ese momento de clímax. Desde un punto de vista fisiológico, el orgasmo para los hombres es el resultado de una secuencia coordinada de eventos en el sistema nervioso y muscular.
Se divide en dos fases principales: primero, la fase de emisión, en la que la próstata y las vesículas seminales acumulan el semen en la uretra, y luego la fase de eyaculación, en la que el cuerpo experimenta una serie de contracciones rítmicas que expulsan el semen y generan esa sensación de placer intenso.
En cuanto a las sensaciones físicas, muchos hombres describen el orgasmo como una acumulación de tensión que estalla trayendo consigo mucho placer, acompañada de un aumento del ritmo cardíaco y agitación en la respiración.
Después del clímax, es común que sientan una sensación de alivio y relajación, e incluso un poco de cansancio. También hay una hipersensibilidad en el pene, especialmente en el glande, lo que hace que la estimulación inmediata después del orgasmo sea incómoda o incluso insoportable.
Sin embargo, no todos los orgasmos masculinos terminan en un “final feliz”. Algunas personas experimentan un sentimiento de melancolía o vacío después del sexo, algo conocido como disforia postcoital. Este fenómeno, aunque menos estudiado en hombres, puede estar relacionado con cambios hormonales abruptos o con conflictos emocionales.
Si lo comparamos con el orgasmo femenino, hay similitudes y diferencias. Ambos presentan contracciones musculares y una intensa sensación de placer, pero la diferencia recae en que el orgasmo masculino suele durar entre 5 y 10 segundos, el femenino puede extenderse por 20 segundos o más.
Además, los hombres tienen pasan por un tiempo en el que necesitan recuperarse y por ende no pueden tener orgasmos. En cambio algunas mujeres pueden ser multiorgásmicas.
No todos los orgasmos masculinos son iguales. Su intensidad puede depender de la excitación previa, el estado físico y emocional, e incluso del tiempo de abstinencia. Un hombre que ha pasado varios días sin eyacular podría experimentar un orgasmo más intenso que alguien con actividad frecuente.