Aunque hemos avanzado a pasos agigantados respecto al tratamiento de la sexualidad, aún hay temas de los que se habla poco y con prejuicios, por ejemplo, la hipersexualidad o ninfomanía: cuando el deseo sexual se convierte en una patología.
En días pasados la cantante mexicana Yuri declaró públicamente que tuvo una fuerte adicción al sexo y solamente el retorno a la vida espiritual la pudo rescatar de eso que ella llama adicción a ‘el piojito y el cariñito’ y aunque lejos de ser controversial, el tema fue tratado como chusco o gracioso y los memes no se hicieron esperar, lo cierto es que la hipersexualidad o ninfomanía sí es un problema de salud del que pocas veces se habla seriamente.
La primera gran pregunta es ¿cómo saber cuando el deseo sexual deja de ser considerado normal y comienza a ser una patología? Afortunada o desafortunadamente no existen parámetros para medir el deseo sexual, ni para determinar cuando es sano y cuando deja de serlo, por lo que se convierte en un problema de orden personal y moral.
Indicadores de hipersexualidad o ninfomanía
Sin embargo, existen algunas características en el acercamiento a la vida sexual que pueden indicarte cuando se trata de un problema:
- El deseo sexual es tu única respuesta ante el estrés, la frustración y el vacío existencial.
- Tu vida sexual repercute directamente en tu estado de ánimo.
- Dejas de cumplir obligaciones y responsabilidades por tener encuentros sexuales.
- Eres adicto o adicta a la pornografía.
- Has puesto en riesgo tu integridad por tener sexo.
- Has tenido sexo con más de una persona en una sola noche.
- No hay sensación de saciedad o satisfacción luego de tener relaciones sexuales.
- Has recurrido a la contratación de servicios sexuales.
- Después de tener relaciones sexuales te quedas con una profunda sensación de vacío.
¿Por qué la hipersexualidad es un problema de salud?
Además de los múltiples peligros a los que se puede enfrentar una persona que padece hipersexualidad o ninfomanía como la transmisión de infecciones sexuales o el acudir a lugares que ponen en peligro su integridad física; la hipersexualidad, en el fondo, puede tratarse de ansiedad y depresión canalizada al ámbito íntimo y sexual.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) 3 de cada 100 mujeres en el mundo padecen hipersexualidad o ninfomanía, sin embargo, no existen tratamientos, ni suficiente investigación científica al respecto, de hecho, aún no queda claro qué especialidad médica se dedica a tratar este trastorno ya que puede ser abordado desde la psicología, la psiquiatría o la sexología, por mencionar algunas, pero en realidad ninguna tiene una metodología para abordar la hipersexualidad como un problema de salud.