Aunque sí hay comportamientos que pueden modificarse, generalmente los tipos de apegos que manifestamos en la adultez se cimentan en la infancia…
Seguramente ya has escuchado sobre los tipos de apego, cuáles son compatibles y cuáles son mejor evitarlos a toda costa. Los apegos en general son las conexiones emocionales que establecemos en las relaciones personales y se manifiestan de diferentes maneras, pero tienen origen en la forma en la que nos relacionamos con nuestros cuidadores durante la primera infancia.
Es decir, a través de los apegos podemos identificar algunas viejas heridas que están latentes en la manera en la que nos relacionamos, la más conocida es la herida de abandono, por ejemplo, esta deriva en un tipo de apego especifico que generalmente es el de tipo ansioso.
Tipos de apego en las relaciones adultas
Hasta el momento, se sabe que existen cuatro tipos distintos de apego: el ansioso, el evitativo, el desorganizado y el seguro, siendo este último el más importante y el más novedoso para tener relaciones de pareja sanas.
- Apego ansioso: se caracteriza por la constante necesidad de aprobación y el miedo al abandono o el rechazo.
Las personas con este tipo de apego crecieron con una evidente carencia de cariño y reconocimiento. Suelen ser personas leales, pero muy inseguras. - Apego evitativo: bajo este tipo de apego los lazos emocionales son casi inexistentes, las personas con esta forma de relacionarse suelen ser frías, indiferentes y no tienen detalles con su pareja.
Generalmente se trata de personas que fueron criadas bajo altos niveles de atención y protección. - Apego desorganizado: es el resultado de experiencias traumáticas durante la infancia y combina comportamientos contradictorios que logran confundir fácilmente a la pareja, tienen graves dificultades para establecer vínculos afectivos estables.
- Apego seguro: este tipo de apego es el que todas las parejas sanas deben desarrollar para lograr relaciones armónicas, sanas y estables.
Este tipo de apego se distingue por la capacidad de confiar de manera individual gracias a la comunicación asertiva y la eficaz resolución de conflictos.
Aunque los tipos de apegos se desarrollan durante la primera infancia, estos comportamientos pueden trabajarse en terapia durante la adultez, por ello es imprescindible asistir con un profesional que les guíe correctamente.