Aunque vivimos en una era donde te puedes informar y mal informar en cuestión de segundos, la sexualidad sigue siendo un tema que muchos prefieren evitar. No importa si es entre amigos, familia o incluso con tu pareja, hablar abiertamente sobre el placer, la identidad o las experiencias íntimas aún se siente incómodo.
Gran parte de la razón detrás de esta incomodidad está en la forma en que crecimos. Desde pequeños, muchas personas son educadas en una ambiente donde la sexualidad se ve como algo privado, vergonzoso o incluso peligroso.
En casa, es común que los padres eviten el tema o lo aborden incluso desde una postura alarmante con las clásicas frases: “No vayas a quedar embarazada”, “No te vayan a contagiar de algo”, “Eso no se pregunta”. Las escuelas tienden limitar la educación sexual solo a lo biológico con temas de anatomía y reproducción, dejando de lado aspectos muy importantes, como el consentimiento y la diversidad.
Un informe reciente de la UNESCO reveló que el 60% de los jóvenes en Latinoamérica aseguran haber recibido poca o ninguna educación sexual integral durante su formación escolar. Esto no solo deja con lagunas de conocimiento, sino que alimenta los mitos y las inseguridades. Sin información clara, es fácil asociar la sexualidad con algo “malo” o “prohibido”, lo que genera vergüenza y silencio.
Y si hay algo que simplemente no podemos ignorar, es el papel que juega la sociedad. Especialmente para las mujeres, hablar abiertamente sobre su vida sexual puede llevar a etiquetas incongruentes, como “promiscua” o “fácil”.
Afortunadamente, poco a poco algo está cambiando. Cada vez más personas, influencers y plataformas están desafiando el tabú. En TikTok, Instagram y podcasts populares, la sexualidad se aborda con honestidad y sin juicios. Se habla de placer femenino, salud sexual, diversidad y consentimiento como temas cotidianos, no como algo que deba esconderse.