¿Por qué es tan difícil superar una relación tóxica?

A pesar de que ya lleves un tiempo fuera de esa relación, puede que te cueste olvidarlo por completo

¿Por qué es tan difícil superar una relación tóxica?

¿Por qué es tan difícil superar una relación tóxica?

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Superar una relación tóxica es una de las cosas más difíciles y confusas que puedes enfrentar. Aunque sepas que la relación te hacía daño, algo dentro de ti sigue aferrándose, como si soltar fuera más doloroso que quedarse. Y no, no es porque seas débil o porque “no te quieras lo suficiente”, como muchas veces se escucha. La realidad es que hay una mezcla de factores emocionales, psicológicos y hasta químicos que hacen que el proceso de alejamiento sea tan complicado.

Las relaciones tóxicas suelen ser un constante sube y baja emocional, un día te sientes en la cima, amada y valorada, y al siguiente estás rota, cuestionando tu valor. Esa montaña rusa genera algo llamado “refuerzo intermitente”, un patrón donde el afecto llega de manera impredecible, como una recompensa aleatoria. Cada vez que tu pareja te da un poco de cariño después de un conflicto, tu cerebro libera dopamina, la misma sustancia asociada con las adicciones. Literalmente, te vuelves adicta a esos momentos de calma y amor, aunque estén rodeados de dolor.

A esto se suma el apego emocional. En una relación tóxica, es común desarrollar un apego ansioso, donde el miedo a perder a la persona es mayor que el deseo de irte, por muy mal que te trate. Este tipo de apego, también conocido como “apego traumático”, crea un vínculo basado en el dolor y la reconciliación, haciendo que te aferres a la relación con la esperanza de que, si aguantas lo suficiente o cambias lo necesario, todo mejorará.

La manipulación también juega un papel importante. Tácticas como el gaslighting (cuando te hacen dudar de tu realidad) erosionan poco a poco tu autoestima. Empiezas a cuestionarte, a pensar que quizás el problema eres tú, que si fueras más comprensiva, más paciente o “menos intensa”, la relación funcionaría. Y así te quedas atrapada en un ciclo de autosacrificio y decepción.

Pero quizás lo más difícil de todo es el miedo al cambio. Por contradictorio que suene, incluso una relación tóxica puede sentirse “segura” porque es familiar. Sabes qué esperar, por más doloroso que sea. Salir de esa dinámica significa enfrentarte a la incertidumbre, a la soledad, a reconstruirte desde cero. Y el cerebro, programado para evitar lo desconocido, prefiere aferrarse a lo que ya conoce, aunque te esté lastimando.

Ahora bien, cuando se trata de salir de este círculo vicioso, el primer paso es reconocer que estás en una relación que te hace más daño que bien. Suena simple, pero aceptar esta realidad puede ser doloroso y liberador a la vez. Luego, es importante rodearte de apoyo, hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede darte la perspectiva que dentro de la relación, es difícil ver. El “contacto cero” también es clave para desengancharte poco a poco, como cualquier adicción, entre menos exposición tengas, más fácil será sanar.