Siendo realistas, el sexo oral es una de las experiencias más placenteras e íntimas dentro de una relación, pero no todos los hombres se sienten cómodos haciéndolo. Aunque la falta de interés en dar sexo oral puede parecer confusa o incluso decepcionante para algunas mujeres, hay razones psicológicas, sociales e incluso biológicas detrás de esta preferencia.
Falta de educación y prejuicios culturales
En algunas culturas o entornos conservadores, el sexo oral sigue siendo un tema tabú. A muchos hombres se les ha inculcado la idea de que no es “necesario” o que está reservado solo para ciertas situaciones. Incluso algunos han crecido con la percepción errónea de que la zona íntima femenina es “sucia” o que practicarlo los haría parecer sumisos.
Experiencias negativas previas
Si un hombre tuvo una experiencia desagradable en el pasado (como olores fuertes, inseguridad de su pareja o incomodidad en la posición), es posible que asocie el sexo oral con algo incómodo y prefiera evitarlo. La falta de comunicación sobre preferencias y cuidados también puede contribuir a esto.
Ego y masculinidad frágil
Algunos hombres ven el sexo oral como un acto en el que “pierden el control” o donde su rol dominante se reduce. En una sociedad que aún refuerza ideas machistas, hay quienes consideran que solo deben recibir y no darlo.
Inseguridad sobre su desempeño
Aunque muchas veces se cree que solo las mujeres tienen inseguridades en la cama, los hombres también pueden sentir miedo de “no hacerlo bien” o de que su pareja no disfrute. Si no tienen confianza en su técnica o no han recibido retroalimentación positiva en el pasado, podrían evitarlo por temor al rechazo o la crítica.
Factores biológicos y sensoriales
El sexo oral implica un contacto muy cercano con olores, sabores y texturas que pueden resultar intensos para algunas personas, sobre todo si son más sensibles a los estímulos sensoriales. Para algunos hombres, esto puede ser un factor de rechazo, aunque suele mejorar con la comunicación y el cuidado personal.
Preguntar abiertamente sus razones sin juzgarlo puede ayudar a entender sus preferencias. También pueden explorar juntos qué lo haría sentir más cómodo, desde mejorar la higiene hasta probar nuevas dinámicas que le permitan disfrutar el momento sin presión.
El sexo es una experiencia compartida, y aunque nadie debe hacer algo que no le guste, también es válido hablar sobre deseos y expectativas para encontrar un equilibrio en la relación.