La masturbación es un tema que siempre viene cargado de mitos, especialmente cuando se habla de “exceso” y sus posibles efectos en la salud tanto de hombres como de mujeres. Es por eso que aquí aclaramos la realidad del mito relacionado con la masturbación masculina.
Para empezar, no hay un número mágico que determine si alguien se masturba en “exceso”. Para algunos, practicar esto con frecuencia puede ser completamente normal, mientras que para otros podría indicar un problema si empieza a interferir con su vida diaria, como el trabajo, las relaciones o los estudios. También es una señal de alerta si genera culpa, ansiedad o se convierte en la única forma de liberar tensión sexual, dejando de lado la intimidad con una pareja.
Entre los mitos más comunes está la idea de que la masturbación causa disfunción eréctil. La verdad es que no hay evidencia científica que lo respalde, aunque algunos hombres pueden experimentar menos placer en las relaciones si se acostumbran a una estimulación específica, como el uso excesivo de pornografía. Otro mito es que disminuye la cantidad de esperma o debilita el cuerpo, pero la realidad es que el cuerpo produce esperma de manera constante y la masturbación, lejos de agotarlo, incluso puede liberar estrés y mejorar el estado de ánimo.
Ahora bien, si hablamos de riesgos, existen, pero no son tan comunes ni permanentes. Puede haber irritación por fricción excesiva, y en casos más graves, podría convertirse en un comportamiento compulsivo que afecta la calidad de vida o las relaciones. Sin embargo, si se mantiene en equilibrio, la masturbación tiene varios beneficios, entre ellos el reduce estrés, mejora el estado de ánimo, fomenta el autoconocimiento y, según algunos estudios, hasta ayuda a prevenir problemas de próstata.
A grandes rasgos, la masturbación, incluso frecuente, no es dañina para la salud masculina, siempre y cuando no interfiera con la vida diaria o el bienestar emocional. Como con todo en la vida, el balance es la clave.