Siendo honestas, cuando escuchamos o llegamos a pensar en la masturbación, normalmente se percibe como la vía segura para tener un momento de placer asegurado. Pero hay quienes, por más que lo intenten, simplemente no lo disfrutan, y aunque no lo creas esto es más común de lo que crees.
Una de las razones más comunes por las que muchas mujeres no disfrutan de la masturbación tiene que ver con la presión que sienten al momento de hacerlo. La ansiedad de “tener que” sentir algo es, irónicamente, lo que impide que eso pase. El placer no siempre es inmediato, y mucho menos cuando se trata de descubrir qué te gusta de verdad.
Otro factor a tomar en cuenta es la falta de autoconocimiento. Si no estás familiarizada con tu cuerpo, con tus zonas erógenas o con los estímulos que realmente te excitan, es lógico que no logres disfrutar plenamente. Aprender a tocarte, a entender tus reacciones, a probar sin expectativas, puede abrir una puerta completamente nueva al tu placer.
Por otro lado, está la presión social, y no me refiero a que alguien te esté viendo, pero es común que las mujeres crezcan con ideas que las llevan a sentir culpa o vergüenza por el simple hecho de tocarse. Lo que impide que la masturbación se viva como lo que es, algo completamente natural y disfrutable.
Pero no todo son malas noticias, afortunadamente puedes cambiar el cómo vives esta experiencia. No se trata de forzar nada ni de compararte con otras experiencias, sino de darte permiso para explorar, poco a poco y sin prisa. A veces, solo cambiar el enfoque hace toda la diferencia.