Si somos honestas con nosotras mismas, sabemos que el amor rara vez desaparece de un día para otro. Aunque en algunas separaciones parece que la otra persona pasó de “eres el amor de mi vida” a “ya no siento lo mismo” en cuestión de horas, la realidad es que el desenamoramiento es un proceso que suele avanzar en silencio.
Lo que parece una decisión repentina, en muchos casos, es el resultado de pequeñas decepciones acumuladas, cambios en la percepción de la relación o incluso un crecimiento personal que lleva a descubrir que ya no se quiere lo mismo. A veces, el problema no es que el amor haya desaparecido de golpe, sino que la persona tardó en aceptar lo que ya venía sucediendo.
Muchas veces se ignoran las señales, se evitan conversaciones incómodas o se finge que todo sigue igual hasta que, un día, ya no hay manera de seguir negándolo. Por eso, cuando alguien dice “ya no siento lo mismo”, es probable que haya estado perdiendo el interés poco a poco, pero fue hasta ahora que sienten tener la claridad (o el valor) de decirlo.
Otro factor que también pueden acelerar el desenamoramiento es la idealización, ya que al inicio de una relación vemos a nuestra pareja con un especie de filtro que magnifica sus cualidades y minimiza sus defectos. Con el tiempo, la imagen idealizada se desgasta y, si la conexión emocional no es lo suficientemente fuerte, la magia puede desaparecer.
También hay momentos en la vida donde nuestras prioridades cambian, y lo que antes nos hacía felices deja de hacerlo. Un nuevo trabajo, un cambio de ciudad o simplemente un crecimiento personal pueden hacer que una relación deje de encajar.
Ahora bien, si la duda es si se puede evitar el desenamoramiento, la realidad es que no hay una fórmula infalible, pero lo que sí puede ayudar es una comunicación sincera y constante. Expresar lo que se siente, trabajar en la conexión emocional y no dar la relación por sentada son claves para mantener el vínculo fuerte. Aun así, a veces el amor cambia, y no hay mucho que hacer más que aceptar que algunas historias tienen un final, aunque duela.
Si te ha pasado, no te castigues buscando una razón de ser o intentando descifrar en qué momento todo cambió. El amor es complejo, y aunque no siempre se pueda evitar su desgaste, lo que sí puedes hacer es aprender de la experiencia y seguir adelante.