San Valentín está lleno de flores, cenas románticas y muestras de amor, pero aunque no lo creas, también es una fecha en la que muchas parejas deciden terminar. Puede sonar contradictorio, pero no es solo una coincidencia, hay estudios que muestran que las semanas previas al 14 de febrero registran un aumento en las rupturas.
La respuesta a esta alza en corazones rotos no es tan simple como un mal regalo o una cita terrible, la realidad es que esta fecha puede ser el detonante de problemas que ya estaban ahí solo que no veíamos o no queríamos ver.
Las expectativas juegan un papel importante, con tanta presión sobre hacer que el día sea especial, muchas parejas se enfrentan a la realidad de que su relación no es lo que esperaban.
Si alguien ya tiene dudas, la comparación con otras relaciones (especialmente en redes sociales, donde todo parece perfecto) puede hacer que se cuestione si realmente está con la persona adecuada.
Para otros, San Valentín representa un “punto de quiebre”, no quieren fingir felicidad en una relación que ya no funciona, así que prefieren terminar antes de que la fecha los obligue a hacer algo que simplemente ya no sienten.
Al final del día, aunque el 14 de febrero puede ser un detonante, rara vez es la verdadera razón de una separación. Si una relación está fuerte, este día no la destruirá, si ya estaba fracturada, solo hará más evidente lo que no funciona.
La clave para evitar que San Valentín se convierta en un problema está en tener expectativas realistas, comunicarse y recordar que el amor no se mide en una fecha, sino en la conexión que construyen todos los días.