Es hora de revolucionar tu rutina erótica; Cosmo y nuestras expertas te orientan para que vivas el sexo kinky, te lo estás perdiendo por desconocer.
Por MILAGROS BELGRANO RAWSON
En los últimos años se puso de moda el término “sexo kinky” (“perverso” o “retorcido”), para definir aquellas prácticas fuera del erotismo convencional. Según Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de la marca sueca de juguetes sexuales Lelo, el término abarca un inmenso abanico de posibilidades, como espacios nada tradicionales para tener intimidad, elementos y sex toys, love hotels (categoría de moteles más lujosa) y hasta asistir a fiestas swinger o clubes BDSM. En general, el sexo kinky tiene como objetivo salpimentar la rutina en la que toda pareja llega a caer. También lee: ¿Cómo mejorar tu autoestima sexual? 5 estrategias para lograrlo EL BDSM, SOLO UN INGREDIENTE El kinky puede, o no, incluir prácticas BDSM (sigla de Bondage-Disciplina-Dominación Sumisión-Sado-Masoquismo); en estas la teatralización y el código de vestimenta son muy importantes. Pero si quieres experimentar sexo kinky, “no requieres de tanto protocolo, aunque sí una cosa en común entre ambas prácticas: el respeto”, escribe Tasso en su libro Sexo kinky y BDSM para profanos. En este sentido, el erotismo kinky es “más flexible” y no opera bajo tantas reglas. Pero más allá de las diferencias entre estas dos vertientes, lo trascendente es que desde la censura a la libertad de expresión que sufrió el reconocido Marqués de Sade hasta nuestros días, los tabúes han comenzado a derrumbarse afortunadamente y ya nadie es calificado de “enfermo mental” por prácticas que, bien entendidas, no buscan violentar ni dañar, sino provocar placer en quienes las realizan. Tanto así que hoy muchas mujeres guardan un par de esposas o un látigo en su mesa de noche (¡gracias, 50 Shades of Grey! Aunque algunos juzguen de sexo ligero y palomitero a lo que se ve en esas tres películas, resulta innegable que la saga imaginada por la escritora E.L. James democratizó y quitó el halo oscuro a prácticas de sumisión y dominación que por otro lado constituyen un poderoso afrodisíaco para muchas parejas). Así pues, “el sexo ‘rudo’, o usar accesorios como ropa de látex, esposas y látigos es una de las fantasías más comunes. Sin embargo, no tod@s se atreven a hacerlo y se conforman con una vida sexual monótona, libre de sobresaltos”, declara Susana Ramírez, fundadora de Sabrosa Shop, tienda en línea de sex toys que entre su inventario cuenta con un kit BDSM para principiantes (no es anuncio, es información valiosa para que lo busques y tengas, ahora, pues no querrás echar al abismo nuestros siguientes consejos para ayudarte a que tu primera experiencia kinky sea placentera y satisfactoria). Estás a punto de perderte en un erotismo distinto y divertido. Relacionado: Los clichés antes, durante y después del sexo: no dejes que tu vida sexual se convierta en eso ANTES QUE TODO, LA SEGURIDAD Según Tasso, el BDSM es “un juego de rol, una teatralización en la que los adeptos aceptan jugar un papel y llegan a un acuerdo entre todas las partes involucradas”. Por estas razones, la premisa que guía su práctica es que sea “sano, seguro y consensuado”. He aquí un mito por derrumbar, porque a pesar de la creencia de muchos, la violencia no es parte del juego BDSM, por la simple razón de que “(esta) no contempla el consenso, es la antítesis de la seguridad”, advierte la sexóloga Valérie, quien como asidua bedesemista, explica en su libro que en una sesión de este tipo, los participantes escogen, antes de empezar, una palabra de seguridad que al ser pronunciada durante el juego, pone fin de inmediato a lo que se esté haciendo. Es un “basta”. Esta clave la suele elegir el sumiso, esclavo o masoquista y la usa cuando siente que peligra su integridad física o psíquica. Por lo tanto, el grado de intensidad de las sesiones dependerá de los jugadores. Algunas prácticas del BDSM sí son arriesgadas y nada recomendables, agrega Tasso. Por ello, si acudes a una fiesta BDSM, asegúrate de acordar una palabra de seguridad y aún más importante, si intentan convencerte para tener sexo sin protección o percibes un foco rojo que te haga sentir incómoda o, peor aún, en peligro, será mejor que te retires. También lee: «Tuve sexo como Billie, la protagonista de la serie SEX/LIFE, durante toda una semana» BONDAGE, LA (TU) PARTE ARTÍSTICA El término proviene de la palabra inglesa bond, que en la Edad Media se usaba para referirse a la servidumbre; su traducción al español es “exclavitud” y en el contexto erótico significa “el arte de amarrar a una persona”. Consiste en inmovilizar con cuerdas y nudos a un sumiso o esclavo sin olvidar la estética, aspecto esencial en esta práctica; muchos amarres reproducen ciertos dibujos (como telarañas o círculos). Claro que existe una serie de recomendaciones, como nunca pasar una cuerda alrededor del cuello de una persona, ni amarrar ninguna parte del cuerpo tan fuerte que corte la circulación; tampoco hay que atar a alguien y dejarlo solo, ni hacerlo con personas que sufran problemas cardiorrespiratorios. Asimismo, es necesario asegurarse de que el sumiso podría escapar sin ayuda, explica Tasso en su libro. El bondage también requiere que las partes dispongan de una palabra de seguridad que la persona atada pueda usar si los amarres se ponen demasiado intensos. Para una primera experiencia, empieza con algo ligero, como “tener sexo con los ojos vendados, atar a tu pareja a la cama usando unas esposas o cintas de seda y después, poco a poco, prueba nuevas experiencias”, aconseja la empresaria Susana Ramírez. Lee: “No me gustan los tríos, pero disfruté mucho de un dúplex” SUMISA O DOMINATRIX Si lo tuyo es excitarte andando a cuatro patas como perrit@ porque así lo ha decidido tu dominante (por dar un ejemplo), entonces te encanta la sumisión. Y si enloqueces al castigar a tu esclav@ por haber derramado el vino de su vaso encima tuyo, definitivamente necesitas dominar. Según el Diccionario Multilingüe de BDSM, la dominación es un “conjunto de creencias y prácticas destinadas a someter y ser servid@ por un sumiso o esclavo de quien se dispone más o menos libremente”. Por lo tanto, en caso de que te cause placer ver a un hombre vestido de mujer pasando la aspiradora por un tapete (otro ejemplo, nada más) y que él disfrute este acto, entonces a ambos les gusta la dominación, explica en su libro Tasso. Pero si decides que tu pareja merece unos latigazos por no terminar el quehacer a tiempo, definitivamente la dominación está arraigada en ti. Aunque, te compartimos un tip: tu experiencia no debe incluir obligatoriamente las tres categorías ni estás obligada a jugar un único rol. Por ejemplo, tal vez descubras que eres naturalmente sumisa, pero que de vez en cuando te gusta alternar con el rol contrario. En cada juego, encontrarás qué te gusta y lo que no: tal vez te des cuenta de que te encanta que te amarren boca abajo, pero no que te den azotes (por darte un tercer ejemplo, nada más). Entérate: ¿Hay edad para el sexo?, ¿el tamaño del clítoris importa? y más temas referentes al orgasmo femenino que toda mujer debe saber ORAL (Y POR ESCRITO) “Para disfrutar del BDSM (o cualquier otra práctica kinky) lo más importante es que te animes a hablarlo con tu pareja; ambos deberán ser honestos en cuanto al tipo de experiencia que cada uno desea”, aconseja Susana Ramírez. En tanto más claro y preciso sea el plan, mejor. De hecho, ¿recuerdas que Christian Grey y Anastasia tenían un contrato escrito? Lejos de quitarle espontaneidad al asunto, da tranquilidad y organiza el juego; al final de cuentas, todo se reduce a la comunicación entre las partes. Así que, independientemente del estatus civil o compromiso que tengas con el otro participante, incluso si es una relación casual, propón pactar todo por escrito, de este modo ambos recordarán los límites de cada uno, que se negociarán cada vez que avancen en el sexo y surjan nuevas fantasías. Aquí lee: El amor de tu vida llegará entre los 27 y los 35 años, aseguran los expertos ELEMENTAL: LA ESCENOGRAFÍA Tal vez no lo sepas, pero en la Ciudad de México existen moteles temáticos que cuentan con muebles BDSM como el Columpio Fetish, la Jaula, el Calabozo, el Arco de Posiciones, el Escenario Bondage, el Rincón del Sacrificio y muchos más. “Esto facilita disfrutar más los juegos de dominación y sumisión, ya que las instalaciones están diseñadas específicamente para ello”, cuenta Susana Ramírez, quien además de saber todo acerca de juguetes eróticos, es una especie de antropóloga de las artes amatorias dedicada a recopilar información sobre el tema. Y si la gran oferta de atmósferas eróticas te desconcierta, busca la guía de Hoteles Kinky de letskinky.com; “es un apartado especial donde encontrarás lo necesario para una sesión de bondage o juego de poder en un love hotel”, explica por su parte Luz Lomart, Social Media Manager de esta página web. También recuerda que “la escenografía es clave para recrear tus fantasías; los cuartos rojos de los love hotels han sido creados justo para este ambiente erótico intenso”, agrega Susana. Aunque, vayas a un motel o te quedes en casa, para disfrutar de una experiencia kinky solo necesitas explotar tu creatividad, así que enciende un par de velas aromáticas, empieza por tener sexo en un lugar inusual en tu departamento y sugiere a tu pareja un juego de roles en el que uno sea el sumiso y otro el dominante, incluyendo disfraces o lencería erótica en el encuentro. No te vayas sin leer: Elimina las excusas de tu vocabulario y encuentra el éxito ¿Cómo salir de la codependencia sexual? Fidelidad: 3 ejercicios eróticos para proteger tu relación Parejas saturadas: Características y cómo evitarlas