Tener orgasmos involuntarios podría parecer algo imposible, sin embargo, existe un padecimiento que logra causarte estas sensaciones. ¡Te contamos todos los detalles!
Imagina lo siguiente; estás en medio de una importante entrevista de trabajo o una cena de gala, todo parece marchar bien, y de pronto comienzas a pasar por una secuencia de orgasmos que no tienes ni idea de dónde salieron. No, no se trata de una especie de mito o leyenda de internet, esta condición es completamente real y se le conoce como Síndrome de la Excitación Sexual Persistente (PSAS, según sus siglas en inglés). Te recomendamos leer: ¿Cómo tener orgasmos mientras estás durmiendo?
¿Síndrome de la Excitación Sexual Persistente?
La existencia de esta condición se ganó su fama hacia el 2012, después de que una ciudadana estadounidense llamada Dale Decker, de entonces 37 años, diera una entrevista en Bancroft TV, un canal de televisión vía internet, en la cual declaró que tenía un tipo de síndrome o enfermedad que la llevaba a tener un aproximado de 100 orgasmos al día; ya fuera que estuviera en público, con sus hijos, en el trabajo o incluso en situaciones deprimentes como el funeral de su padre, no parecía haber manera de detenerlos.
Contrario a lo que cualquier persona pudiera pensar, la misma Decker declara que no hay absolutamente nada de placentero o satisfactorio en esta situación, de hecho, agrega que estas experiencias le han hecho desear jamás volver a tener un orgasmo. Te recomendamos leer: Anorgasmia: ¿por qué no puedo tener orgasmos?
¿Qué lo causa?
Hasta la fecha no se ha descubierto razón alguna que explica este síndrome; el cual se le catalogó en el 2003 como una disfunción sexual durante la II Consulta Internacional sobre Medicina Sexual celebrada en París.
¿Solo en las mujeres?
La vicepresidenta de la Federación Española de Asociaciones de Sexología Francisca Molero, menciona que se desconoce la existencia (cuando menos documentada) de un caso de este tipo en algún hombre. Sin embargo, hace énfasis en que esto no debe ser interpretado como si no existieran o no fueran posibles, pues aún queda mucho campo por explorar en materia de las conexiones entre el cerebro y la respuesta genital.
¿Existe una cura?
Por ahora solo se sabe que el tratamiento más eficaz es la terapia cognitiva-sexual, la cual tiene por objetivo poner orden en cuanto a la combinación de ideas, pensamientos, actitudes y comportamientos que provocan disfunciones o alguna otra problemática de carácter sexual, para después introducir un método alternativo para el flujo de estos pensamientos y así reducir los efectos de éstas.
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