Para empezar, recordemos que es completamente normal que la atracción sexual cambie con el tiempo, y aunque muchas veces se asocia con la edad, en realidad hay muchos factores que pueden influir en la libido. No es que el deseo desaparezca de repente, sino que puede transformarse dependiendo de la etapa de la vida, el estado emocional, la salud hormonal y hasta la dinámica en una relación.
Las hormonas juegan un papel clave, especialmente el estrógeno y la testosterona, que con el paso de los años pueden fluctuar y afectar el deseo sexual. El estrés, la rutina, la fatiga y el estilo de vida también tienen un impacto, al igual que la estabilidad en relaciones largas, donde la novedad puede desvanecerse si no se cultiva la intimidad. Además, la mente es un factor poderoso: la ansiedad, la depresión o las experiencias pasadas pueden influir en la manera en que experimentamos el deseo.
Aunque muchas mujeres experimentan su pico de deseo sexual entre los 20 y 30 años, esto no significa que después todo vaya en declive. De hecho, estudios han demostrado que muchas mujeres en sus 40 y 50 años viven un renacer sexual, disfrutando más de su cuerpo y su placer sin las preocupaciones que pueden existir en la juventud, como la anticoncepción o la presión social.
Si sientes que tu atracción sexual ha disminuido y esto te preocupa, lo primero es revisar qué está pasando en tu vida. Conectarte contigo misma, analizar si hay estrés o cansancio acumulado, hacerte un chequeo de salud hormonal o explorar nuevas formas de disfrutar la intimidad pueden ser claves para reavivar el deseo. También es importante hablarlo con tu pareja o un especialista si sientes que es algo que te afecta.
En resumen, la atracción sexual no desaparece con la edad, simplemente evoluciona. Y si en algún momento sientes que ha cambiado, no significa que algo esté mal contigo. La clave está en entender tu cuerpo, tus emociones y descubrir qué te hace sentir viva y conectada con tu propia sexualidad.
