Después de un encuentro íntimo, hay quienes disfrutan quedarse abrazados, mantener de otra manera el contacto físico con su pareja. Pero si para ti esto resulta incómodo o simplemente prefieres tu espacio, no hay nada de malo.
Puede ser que después del orgasmo hayas quedado agotada y solo quieras un momento para ti, o que estés sintiendo hipersensibilidad. Ya que después de llegar al clímax ciertas zonas del cuerpo pueden estar extremadamente sensibles, en particular los genitales por lo que hace que el contacto físico sea incómodo.
Incluso podría ser un tema emocionante, ya que el sexo no solo despierta placer, también puede sacar a flote otro tipo de sensaciones, entre ellas vulnerabilidad o incomodidad. También podría ser que así es tu personalidad y sencillamente no eres fan del contacto físico inmediato después del sexo.
Al final, no querer que te toquen después del orgasmo es completamente válido y no es sinónimo de que tú o tu relación tengan problemas. Lo importante es tener claro lo que funciona para ti y expresarlo para que tanto tú como tu pareja se sientan cómodos.